Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

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25 de diciembre de 2012

Snowflakes (EXO One-shot)

Regalo de Navidad (Sí, un poco atrasado, pero bueno... así soy yo xD más vale tarde que nunca)

Título: Snowflakes
Fandom: EXO
Tipo: Oneshot
ParejaD.O/Sehun
Género: Fluff
Clasificación: G
Resumen: Copos de nieve, luces y campanas. Se Hun siente que es la oveja negra de la familia y se niega a llevarse bien con ellos aún sea Navidad, pero de pronto alguien aparece en su vida como si estuviera escrito por el destino y le hace abrir los ojos... y su corazón.

Copos de nieve cayendo desde lo alto del cielo, el aire frío hacía que sufriera pequeños temblores para poder controlar la temperatura, el olor a cafeína invadía el ambiente y un leve calorcito subía por sus piernas al moverse hacia su izquierda por donde iluminaba las llamas de la chimenea.

Oh Se Hun había estado las últimas cuatro horas mirando las llamas del fuego bailar a un ritmo inexplicablemente hechizante. Se había perdido en ello cuando pensaba en ideas de cómo fugarse de la casa. Unos minutos luego la voz de su madre lo sacó de su ensoñación y arrastrando los pies subió a su cuarto en la cabaña de sus abuelos para ir hasta el closet y sacar sus viejas botas.

Odiaba el tener que, obligadamente, ir a divertirse con sus primos y hermanos. Se sentía como la oveja negra. Su familia reía y compartía, pero él prefería irse a un rincón y leerse un libro en silencio, era algo que con el tiempo había comenzado a acostumbrarse, pero aquello nunca llegaría a ser comprendido totalmente por sus padres, los cuales instaban a que se uniera al grupo de los más jóvenes para “despejar su mente”.

―¡Vamos, Hunnie, apúrate! ―gritó Seong Hyun, su hermano mayor, cuando lo vio atravesar el ventanal de la sala de estar mientras subía el cierre de su casaca con un gesto aburrido.


Se Hun intentó sonreírle, pero la frustración que sentía era mayor, por lo que terminó pareciendo un gesto incómodo que sólo hiso reír al muchacho quién de inmediato se apresuró a acercarse a los demás para seguir con la tarea de hacer el mono de nieve a gran escala en que habían estado gastando toda la tarde.

Minutos más tarde se dio por vencido. No podía acercarse a ellos y hablar con naturalidad, sentía que era un bicho raro en medio de su familia, no encontraba qué era lo divertido en hacer aquel muñeco de nieve mientras sus dedos se congelaban al tocar la nieve y que sin previo aviso una bola de nieve se estampara contra su cara para luego escuchar las risas de sus primos en sus espaldas.

Oh Se Hun estaba cabreado y sin decir nada se alejó del patio en donde su familia se encontraba y caminó sin rumbo por las calles del pueblo en que tantos años pasó la navidad pero que poco conocía. Nadie se dio cuenta que él se había marchado, cosa que Se Hun agradeció.

Calles repletas de gente deambulando con bolsas de regalos y pequeñas campanitas sonaban al pasar por su lado. Los escaparates de las humildes tiendas estaban adornados con guirnaldas doradas y plateadas, pequeñas estrellas del mismo material colgaban del techo y en las esquinas los árboles dejaban caer desde sus verdes ramas cubiertas de escarcha adornos de todos los tamaños en colores rojos y verdes.

Se Hun distraído miraba hacia todos lados intentando no perderse de ningún centímetro de aquel deslumbrante paisaje. En el fondo de su ser podía admitir que le fascinaba la navidad, claro, apartando la idea de “divertirse” con la familia, siempre le había encantado el ver las calles con adornos navideños por todos lados, era como si todo el pueblo, por una semana, se transformara en un lugar mágico con purpurina por todos lados.

Y entonces se encontraba en el piso aturdido escuchando la voz de un chico preocupado a su lado. Se Hun movió su cabeza y aterrizó luego de unos segundos, y otros momentos más se demoró en entender la situación que había ocurrido: Se había golpeado con un chico que traía bolsas y cajas con regalos y ahora estaban todos regados por el suelo. Se Hun se alarmó momentáneamente y como un rayo recogió todas las cosas que aún el muchacho no había alcanzado a sostener en sus brazos.

―Lo siento ―murmuró levantando la cabeza y observando al chico frente suyo.

Ojos grandes, piel blanca, cabello negro, nariz colorada por el frío, sonrisa tímida, chaqueta negra, pantalones beige, botas cafés, gorrito oscuro y guantes con dibujos de copos de nieve. Su nombre: Do Kyung Soo.

―En serio lo lamento ―volvió a repetir Se Hun cuando se hubo ofrecido a ayudarlo a cargar las cosas como arrepentimiento por haber estropeado un par de cajas las cuales se habían empapado con la nieve. El chico aceptó luego de tres veces en que el otro había insistido e indicándole hacia donde marchaba, ambos comenzaron a caminar en silencio hasta que Se Hun había sentido necesidad de volver a disculparse.

Kyung Soo rio a lo bajo y miró las bolsas y cajas que Se Hun cargaba. El muchacho había insistido en llevar la mayoría porque era culpa de él el desastre que había causado y Kyung Soo, para ahorrarse mas disculpas, había aceptado.

―No te preocupes ―dijo Kyung Soo sin voltearse a mirarlo. La verdad es que se sentía tan avergonzado que apenas podía pronuncia aquellas palabras, pero se había empeñado en decirlas de una forma en que Se Hun no pudo notar el gran esfuerzo que había hecho.

―¿Tan grande es tu familia? ―preguntó con una pequeña risa y tuvo que esperar unos segundos para escuchar la contestación del muchacho de cabello oscuro que sonriendo dijo:

―No son para mi familia ―dijo Kyung Soo observando el perfil del muchacho en un segundo en que supuso que Se Hun estaba distraído.

―¿Ah, no? Entonces, ¿para quién son? ―cuestionó.

―Es aquí a la vuelta, ya verás ―sonrió el chico y Se Hun se quedó mirando aquel gesto sin darse cuenta que había chocado con un caballero que lo quedó mirando enojado unos momentos.

Entonces se detuvo quedándose unos metros detrás de Kyung Soo leyendo la placa que descansaba en el muro a costado de la puerta en donde las letras que indicaban que era un orfanato lo habían tomado por sorpresa.

―¡Hey! ―lo llamó Kyung Soo al darse cuenta que su acompañante ya no estaba a su lado.

Se Hun volvió su vista al chico y este le indicó que siguieran por el corredor.

La verdad es que algo raro sentía Se Hun al voltearse a ver los brillantes ojos del peli-negro. Una sensación que no conocía, o que no se atrevía a decir, le recorría el pescuezo y lo hacía sentir un escalofrío que lo dejaba momentáneamente en Andrómeda. Sólo lo conocía hacía unos minutos, tal vez una hora, y aquel ser ya lo dejaba sin palabras.

Se Hun nunca pensó que pasar una tarde con un completo desconocido y rodeado de niños que nunca en su vida había visto y que no sabían nada sobre él, lo harían cambiar tanto de parecer y lo dejarían toda una noche rodando en su cama con pensamientos en torno al tema. Los chicos le sonreían y lo abrazaban como si fueran amigos de toda la vida, o mejor dicho, un hermano, cuando recién lo habían visto hacía unos momentos, cosa que dejó perplejo al pequeño Se Hun que se había quedado con cajas en los brazos y con los niños abrazados a sus piernas mientras terminaba el recorrido hasta la sala en donde el árbol de navidad descansaba.

─Les caes bien ―dijo Kyung Soo observándolo desde la esquina en donde había dejado las bolsas.

Se Hun hacía malabares para que las bolsas que llevaban no cayeran de sus brazos y de pronto sintió que el peso sobre sus brazos se aligeraba. Kyung Soo le había ayudado con algunas cosas y luego comenzó a conversar con los pequeños.

Aquellas horas que compartió con él, conociendo las historias de cada uno de los niños que le dirigían la palabra o que llamaban su atención e incluso la propia del muchacho con quién había chocado lo dejaron pensando. Dándole vueltas a cada una de las palabras. Ni si quiera se dio cuenta del correr de las horas, sólo hasta que miró por la ventana y la luz del sol le avisó que debía levantarse.

Saludo a su madre y a su padre, ayudó a su hermano mayor con la mesa, jugó con los más pequeños de la casa en el comedor. Autos dando vueltas por la alfombra, cartas revueltas en la mesita. Toda una tarde de un nuevo Se Hun, una persona completamente desconocida para su familia y hasta para él mismo había salido aquel día y todo aquello se lo debía al chico con quién, por cosas del destino, chocó una víspera de navidad. Con él aprendió a valorar a su familia y a demostrar que los quería y con sólo unos minutos para que las doce llegaran sintió la necesidad de correr en su búsqueda dejando a su madre perpleja unos segundos.

La calle repleta de nieve, copos de nieve en su cabello, en su chaqueta, por todos lados, luces tintineando en  las casas que había a su alrededor, entonces justo frente suyo una silueta apareció. Corrió y corrió, entonces aquella sombra negra se volteó y le sonrió desde el umbral del orfanato.

―¡Hey! ―lo saludó el chico de cabello negro―, ¿por qué tanto apuro?

―Nunca... ―murmuró Se Hun sin aliento―. Nunca me dijiste tu nombre.

El chico sonrió y las campanas de la iglesia del pueblo comenzaron a sonar anunciando que la media noche ya había llegado.

―Kyung Soo... ―susurró el muchacho estirando su mano.

Se Hun tardó unos segundos en recomponerse de la corrida y estrechó con una sonrisa aún mayor la mano que le ofrecían.

―Feliz navidad...

―Se Hun, me llamo Se Hun

―Se Hun. Feliz navidad, Se Hun ―pronunció con delicadeza el chico de ojos grandes.

Entonces el aludido se acercó acortando la distancia que separaba sus helados labios de los de Kyung Soo y con su mano lo sostuvo de las mejillas temiendo que todo aquello fuera una ilusión y el muchacho que tanto  lo había hecho cambiar, sólo una mentira.

Pero de pronto sintió la lana de los guantes sobre sus propias manos y un beso correspondido sobre sus labios. La nieve seguía cayendo sobre ellos y a lo lejos podía escuchar a los niños abriendo sus regalos, campanas de navidad repiqueteaban en sus oídos y las luces seguía brillando en el rabillos de sus ojos. Un villancico comenzó a sonar desde la iglesia y entonces su propia voz resonó en el ambiente en un susurro casi imperceptible intentando no romper la magia de los sonidos que de todos lados provenían.

―Feliz navidad, Kyung Soo...

4 comentarios:

Nicole dijo...

Por fin pude leer el primero de los 66! *-*
Tan romantico el final :) como es Sehun me es familiar, lo entiendo completamente xD
Sehun es el que menos me gusta de exo pero en este shot me agrado al fin, supongo que cualquier cosa que vaya con kyungsoo me encanta xDD

MyungMyung♥ dijo...

Que hermoso <3 ;; Pase por si acaso y oh, mi pansita u__u esta con su mariposas cursis (?) Feliz navidad igualmente~ simplemente un hermoso regalo. <3
Gracias~.

Anónimo dijo...

Bueno, primero que nada. . hola xD (?)
Me he leído 4 One-shots y el Longfic de EXO que me dejó pasmada; me gustó tanto que se lo pasé a una amiga y espero que le guste tanto como a mi *-*

Este One-shot fue algo raro porque fue un HunSoo -o como chuchas se le llame (??)- y me gustó, sería lindo que de la nada conozcas a alguien en vísperas de navidad y es dfghjkl hermoso ♥♥~~

Sigue escribiendo más, que te los leo TOOOOOOODOOOOOOOS -nótese el énfasis en la palabra-.

Desde ahora tienes a una fiel lectora para el montón *----*

Saludos y sigue escribiendo, joderrrr ♡♡♡♡.

brendha dijo...

En dónde estaba este Oneshot en navidad??? TTuTT
Cuando fue Navidad me entraron unas ganas terribles de leer un fic navideño, pero no encontré ni uno... y ahora que no quería un fic navideño me topo con uno! ._.
Haha pero bueno, estuvo hermosisimo, espero que escribas más sobre esta pareja porque me enamoré de ella *^*)9