Traducciones
Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.
CUALQUIER CANCIÓN QUE BUSQUEN Y QUE NO LA TENGAN, LA PUEDEN PEDIR. HARÉ LO QUE PUEDA PARA SUBIRLA LO ANTES POSIBLE.
Más abajo puedes buscar las traducciones por grupo. Para algún cantante solista que se encuentre en algún grupo hay que buscar por el nombre del grupo y abajo de éste se encontrarán los integrantes de los que haya traducciones.
Para alguna canción en especial recomiendo usar la herramienta de buscar que está arriba de Bitto (Sí, antes era Jackson y sí, es el del icono xd).
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30 de septiembre de 2009
i love college
En la entrada estaban Luck y su grupo cuidando a los que entraban. Habían acabado recién de parar una pelean en medio del comedor y Lauren lo había mandado a cuidar la entrada, para luego darle su recompenza como un perro busca la comida de su amo. Albert, el niño inteligente estaba bailando con Lily, la capitana del equipo de porristas mientras que Tyler compartía una cerveza con su mejor amiga Sarah en un rincón de la sala, al otro día serían los mejor amigos, hoy eran los amantes en pleno juego de seducción antes de que Jess y Rick desocuparan la pieza.
La policía nunca iba a llegar, la fiesta había sido programada hacia mucho tiempo y estaban en medio del campo, no molestaban a nadie.
Nadie pensaba en la hora ni en lo que harían para llegar a su casa, no pensaba en si en un tiempo tendrían que preocuparse de cosas más graves o si tendrían problemas con las familias, lo que importaba era pasarlo bien.
Era en lo único que pensaban en grupo de jovenes que compartían la casa de sus padres a las afueras de Seatle, en lo que serían los cuatro años más importantes de sus vidas. Los cuatro años que definirían sus vidas luego. Los chicos que había sido dejados en una casa, compartiendolo todo, mientras estaban en el ciudado de una sirvienta que dejaba pasar todo y que prefería pasarlo bien con ellos que pelear y acabar con todo. Ocho chicos que pensaban en lo mejor de la vida y de que era lo mejor estar en medio de la nada. Ocho amigos que viven juntos por cuatro años... sin padres.
22 de septiembre de 2009
Predico un Alboroto O6
Como hoy era mi día de malas, no quise hacer nada. Y no encontré nada mejor que acostarme mirando el techo de mi habitación escuchando el último disco de Three Days Grace. Las horas pasaban lentamente y yo seguía repitiendome las canciones. En mi cabeza seguían rondadome todas las ideas que había tenido últimamente.
Hacer mi bolso y escaparme con destino desconocido por un tiempo. Pero luego comenzaba a darme cuenta que eso no tenía sentido. Era bueno la vida en mi ciudad natal, pero ahora tendría que ponerme a trabajar y aprovehcar la oportunidad que me daban. Tal vez algún día llegue donde mis padres con una carrera y trabajo y les agradesca por abrime los ojos. Pero siempre que pensaba eso me lo impedía mi personalidad. Perezosa.
Tendrían que tener una buena razón como para despertarme y tener ganas de levantarme. Tener ganas de salir al frio o de al menos ver la luz, pero nunca había una.
Pain, without love
Sonó derrepente y me hizo abrir los ojos del sueño en que iba callendo.
Pain, I can't get enought
Esa letra me recordaba un momento en mi ciudad.
Hace dos años conocí a una chica. Rose O'Daly. Era simpática y tenía mucha energía. Con el tiempo se llegó a convertir en mi primera novia. Eramos la pareja del curso y los profesores siempre hacía bromas en torno a nosotros, pero ambos eramos igual y nos reiamos con ellos. Eso no daba verguenza. Pero luego ella se tuvo que ir. Sus padres eran de Irlanda. Al comienzo iba a ir por unas vacaciones durante las vacaciones de verano, pero nunca volvieron. Su padre consiguió un trabajo y recuperó su antigua casa allá en sus tierras. Sus padres le decían que no era bueno tener una relacion a distancia así que tuvimos que terminar, solo el año pasado. Ahora está desaparecida de mi. No se lo que es de ella y tal vez nunca lo sepa. Sus padres nunca se llevaron bien conmigo y probablemente no la dejen volver nunca, ni si quiera saber algo sobre mí. Dicen que soy un mal ejemplo. Pero me daba igual, incluso ahora. Hasta a mi ni si quiera me interesa saber de ella ahora.
En raro como cambian las cosas en la vida, pero tendrá que ser por algo. La mágia se pierde o que se yo.
Tocaron la puerta de mi cuarto.
-Max, vamos a salir nosostros, ¿quieres venir? -preguntó mi abuela.
Yo me sacudí y me froté los ojos tratando se despertar.
-¿Que hora es?
-Las 11 a.m. -respondió mi abuela mirando el reloj a mi lado de la cama.
-¿Es domigo?
-Así es. Te quedaste dormido anoche y preferimos no despertarte. Al parecer necesitabas dormir.
-Si, eso creo -dije lavantadome de la cama-. ¿Donde van?
-A Portland, tomaremos el tren en una hora. No sé si quieres venir.
Ir a Portland será divertido. Allá podría ver a Fly una antigua amiga, y tal vez me encuentre con su hermano, no se si trabaja los domingos. Probablemente si, porque es el día donde más personas van a bowling. Día de familia. Me levanté rápidamente y en treinta minutos ya estaba listo. No nos demoramos nada en llegar a la estación de trenes, el pueblo es pequeño. Fueron solo cinco minutos.
Me fuí escuchando música en mi MP4 y juganod con el skate que mi abuelo me había dejado llevar, mientras mi abuela se divertía tejiendo y mi abuelo leía el diario. Me pregunto como estará Sue. Me imagino que enferma aún, en su cama, soportando las peleas de sus padres.
Bueno, Max, basta de amargarte la vida, o terminarás igual que ayer. Acordándonte del pasado. Una de las cosas que menos quieres recordar ¿No?
Una de las cosas que menos quiero recordar.
Siempre tuve una vida muy movida, y tenía muchas historias. Entre mi grupo de amigos siempre era yo el de las historias. Anecdotas, chicas, fiestas... cosas por el estilo. Yo siempre tenía algo que decir.
Cuando el tren se detuvo y hubimos bajado, a mi abuela se le ocurrió ir al baño. Así que con mi abuelo nos sentamos a esperarla. Pero cuando volvio no parecia aver ido al baño. Venía conversando con una chica de mi edad, cabello rubio, extremadamente rubio, y ojos azules. Ella me miró y sonrió de inmediato. Mis abuelos se miraron entre sí y caminaron hacia la salida dajandonos atrás a ambos que aún no nos habiamos movido.
Ella me miró y me abrazo fuertemente, yo le respondí el abrazo. De hace un año que no nos veiamos y había crecido mucho.
-¿Como estás, decolorada? -pregunté sin dejar de abrazarla.
-Bien, ¿y tú niño teñido? -rió.
-También bien.
Mis abuelos iban a visitar a mi tía, pero yo los había perdido de vista hacía unas horas. Nos habíamos ido con Fly a dar vueltas y a conversar de la vida.
-Así que te tienen castigado con tu abuelos -dijo resumiendo lo que le había contado.
Ella estaba tratándo de mantener el control con el skate, mientras yo estaba sentado en la parte alta de la banca de la plaza.
-Si, se podría decir eso. ¿Y tú que me cuentas? ¿Aún estás con Gary?
Ella me miró y luego miró hacia unos niñitos que gritaban y corrían jugando.
-No, ¿Sabías que había tenido algo con Amber? -dijo enojada, pero se calmó de inmediato.
-No, una ves le había dicho algo, pero cambió de tema al tiro. Además sabes que ya no somos amigos -dije recordando la mala experiencia. El no era en alguien a quien confiar.
Fly seguía intentado mantener el equilibrio, pero casi se cae, por lo que la tomé del brazo antes de que se fuera para atrás.
-Gracias, de hace tiempo que no me subia a un skate -dijo sentandose a mi lado y dejando el skate a su lado-. En realidad, desde que te fuiste ¿lo recuerdas?
Ambos quedamos en silencio. Desde que me había ido de Portland había cambiado mi conducta. Siempre fuí sociable, amigable y extrovertido. Pero en el colegio me iba bien, tenía buenas notas y con los profesores me llevaba bien. Luego nos mudamos por mi padre, y las cosas cambiaron. Siempre peleabamos con mi padre y muchas veces me fuí a dormir a la casa de algún amigo sin que ellos lo supiera.
Miré a Fly que me miraba fijamente con las mejillas sonrojadas por el frío.
-Si, lo recuerdo.
Ella me abrazó, como solía hacerlo cuando eramos más amigos. Siempre era quien me daba los mejores consejos y quien ayudaba con todo. Era quien estaba siempre a mi lado, aunque no tuviera razón.
-¿Desde cuando tienes el pelo negro? -preguntó desordenandome el pelo.
-Desde que perdí una apuesta.
-Te queda bien -dijo con sinceridad-. Hace resaltar tus ojos verdes.
-¿Y tú desde cuando estás tan rubia?
-Desde que comenzé a ser una plastica -dijo seriamente.
Ambos rompimos en carcajadas.
-No, en serio, desde que encontré que mi color era horrendo y todas lo tenían. Me veo hermosa así -dijo posando para una revista.
-Si, seguro -dije siguiendole el juego.
-Voy a posar para playboy -hiso una pose mas para adultos y yo me puse a reir.
-Quedarías perfecta.
-¡Hey, deja algo para los demás Carson! -dijo una voz que no podría confudir nunca.
Extrañaba esos momentos en que nos juntabamos todos:
Alex: era mi mejor amigo. Uno de verdad. Con el que saliamos a andar en skate por las calles de la ciudad.
Charles: o solo Chuck, era el gracioso del grupo. Un payaso.
Ema: La chica callada cuando está con personas desconocidas, pero una bomba cuando está con amigos.
Lauren: La morena ruda, que se lleva mejor con los hombres que con las mujeres. Según ella las mujeres son muy chismosas por lo que no confía mucho en ellas.
Melody: La chica que quería ser cantante. Muy bien puesto su nombre pensabamos todos. Siempre quería ayudar con las cosas culturales del colegio.
Fué una tarde como las que solíamos tener cuando salíamos del colegio, aunque ahora toda la atención se centraba en mí, con algunas historias pequeñas de ellos entre medio.
Las cosas habían cambiado mucho desde que me había ido, pero el momento quedó hasta ahí porque mis abuelos me llamaba que nos juntabamos en una hora en la estación porque teníamos que volver. Yo tenía clases al otro día, cosa que los chicos no, ellos tenían el día libre por un programa en el que está inscrito el colegio.
Me dieron los numeros de todos y luego Fly y Alex me fueron a dejar al la estacion. Nosotros ibamos en skate mientras Fly corría detrás de nosotros.
Alex me contaba que desde que yo me había ido no había andado en skate. En el colegio no había algún chico normal al que le gustara también, así que se resigno a dejar allí en una esquina de su cuarto.
-I make them good girl go bad! I make them good girls go bad! -Gritaba Fly cantando, ya estaba hiperventilando. Siempre le pasaba lo mismo luego de una tarde con muchas emociones.
El teléfono de Lex comenzó a sonar, era su madre.
-Lo siento chicos, mi hermano salió y mi madre no sabe donde está. Tendré que ir a buscarlo.
-Tiene que estar con Rob en el lago -dijo Fly.
-Si, ojala no se estén llendo al mundo de fantasías.
Se despidió de ambos y salió rápido para no perder más tiempo.
-¿El mundo de fantasías? -pregunté mientras miraba la hora. Aún faltaba media hora.
-El Colin tiene unos amigos que se drogan. Alex una vez lo encontró con hierbas un día, así que tal vez Colin también está metido en eso. Su madre no sabe nada, pero no le agradan sus amigos.
-En los problemas que se meten los jovenes hoy en día -dije rodando los ojos.
-Tu callate, que también la has probado.
-Si, pero no me gustó -objeté antes de que dijera algo más.
-Así que... Sue Adams, cuentame más de esa chica. No quiero que me robe a mi amante -dijo tomandome del cuello, yo reí.
-Es solo una amiga, no te preocupes...
-Falta harto para que llegen tus abuelos, ¿por que no hacemos algo?
-Dime tu...
12 de septiembre de 2009
Poor Unfortunate Souls *
No correr
No gritar
No divertirse
Admito que en el pasado he sido travieso
no bromeaba cuando decían que era alguien extraño
pero te darás cuenta que hoy en día
he arreglado mi forma de ser
de repente, puede ver la luz e hice un cambio
y afortunadamente conocí un pequeño secreto
que es un talento que siempre he poseído
y estimada señorita, por favor, no se ría
lo utilicé en nombre de los miserables, los solitarios y los depresivos (¡Patético!)
Pobres almas desafortunadas
con dolores, con necesidades
está deseando ser más delgada
ese otro deseando tener a esa chica
¿Acaso les ayudo?
¡Si, lo hago!
Aquellas pobres almas desafortunadas
tan tristes, tan verdaderas
vienen en montones llorando hacia mi
"¿Podrías ayudarnos, por favor?"
¿Y yo les ayudo?
¡Si que lo hago!
A los hombres que están allí arriba no les gustan las habladurías
piensan que las chicas chismosas son aburridas
así que, en la tierra prefieren más a las chicas que no dicen ninguna palabra
y después de todo querida ¿de que sirven las conversaciones sin sentido?
no son todos los que se sorprenden con las conversaciones
los verdaderos caballeros las permiten de vez en cuando
pero ellos adoran y se desvanecen por chicas distraídas
es ella la que sostiene la lengua para ganarse a un hombre
Pobre almas desafortunadas
sigan adelante, hagan su elección
soy una persona bastante ocupada y no tengo todo el día
no costará mucho, ¡solo tu voz!
aquellas pobres almas desafortunadas
tan tristes, tan verdaderas
Si tu quieres cruzar el puente, mi querida
antes deberás pagar el peaje
traga tu saliva, toma un respiro
sigue hacia delante, firma el pergamino
Nick y Kevin, ahora la tengo chicos
el jefe está dando la vuelta
Pobres almas desafortunadas
con dolor, con necesidades
esta deseando ser más delgada
este otro esta deseando tener a esa chica
¿Acaso les ayudo?
¡Si que lo hago!
Aquellas pobres almas desafortunadas
tan tristes, tan verdaderas
vienen en montones llorando hacia mi
¿Podrías ayudarnos, por favor?
¿Y yo las ayudo?
¡Si que lo hago!
Aquellas pobres almas desafortunadas
No Correr
No Gritar
No Divertirse
11 de septiembre de 2009
Predico un Alboroto O5
Día martes, Sue tampoco vino. El miércoles tampoco. El jueves ya me preocupe.
Kath estaba conversando en el patio con un grupo de chicas. Las reconocí, eran las misma que había visto con Sue el primer día. Conversaban y se reían entre ellas. Al parecer Kath era una de las que hablaban y con lo que decía las hacía reír. Era simpática y últimamente la estaba conociendo más. Ella hacía el trabajo de Sue, solo que me indicaba las cosas, pero luego se iba. También me gustaba que me dejara solo.
—Hola, chicas —me acerqué a ellas y me sonrieron. Solo una se quedó callada, Kath.
—Hola, Max —saludó después— ¿Que pasó?
—Es... Sue, ¿sabes que tiene?
—Oh, bueno. En realidad no lo sé —me miró preocupada.
—Estaba en cama —dijo otra chica, peliroja. Probablemente era la misma que un día le habló sobre un examen.
Las chicas luego de unos momentos siguieron con sus conversaciones, yo ya me iba, pero la peliroja se me tomó del brazo y me invitó a sentarme. Yo acepté. Ella me estuvo contando lo que sabía de Sue estos días. Decía que solo era un resfriado y que tenía que estar en cama estos días.
—¿Sue es tu amiga? —preguntó Collie, la peliroja.
—No... no lo sé —me encogía de hombros—, supongo.
—Ella siempre habla de tí... como si fueras el amigo que nunca tuvo. Sabes.
Yo la miré sin comprender. Solo nos habíamos conocido hace una semana. Ella me cae bien, aunque a veces es rara —igual que yo, pero diferente ¿ah?—.
—No te entiendo
—Si que tienes problemas —dijo—. Digo que siempre habla de tí, cada día tiene algo nuevo que contar, al parecer eres un personaje.
Rió y luego miró a sus amigas que conversaba sobre un esmalte y no se que cosa más.
—Además la veo más feliz, y eso es raro, porque normalmente odia a la gente muy feliz, pero ella lo es. Humm.... —se quedó pensando y miró el cielo.
¿Feliz? ¿Mejor amigo que nunca tuvo?
Tocó el timbre y las chicas se levantaron rápidamente, y yo me quedé sentado. Collie se dió cuenta me obligó a pararme, yo solo me reí. Al parecer toda esta escuela estaba llamandome a que cambiara. A ella le tocaba música, yo me había decidido por Artes, así que me Kath me mostró la sala. Ambas iban a música, y en realidad no habían muchas mujeres en esa sala aparte de la profesora y Colin que supongo que es gay. No, mentira, no lo es.
—No le hagas daño, es sensible —dijo Collie recordandome a Sue, y luego se despidió con la mano y se fué con Kath.
Miré el camino de piedras hacia la puerta de madera de la casa amarilla. La noche ya estaba cayendo, pero había avisado que iba a verla. Tal vez me saltára la parte de avisarle a ella, pero eso era sorpresa.
Su padre, el inspector, me abrió la puerta. Llevaba la camisa del trabajo y la corbata puesta perfectamente. Me sonrió, sabía que venía a hacer, aunque igual estubo serie después. Ya lo conocía y siempre hacía lo mismo, así que probablemente quisiera conversar un rato, para preguntarme algo sobre el colegio. Era un padre sobreprotector.
—¿Te está llendo bien, Max?
—Si, me voy acostumbrando. Poco a poco.
—¿Como está tu abuelo?
—Trabajando, como siempre. En la tienda.
—Si, Sue le ayuda los fines de semana.
Omití la parte de que ya lo sabía. No quería ser un peligro para Sue, si lo decía talvez su padre se pusiera extricto. Sabía como se comportaban, en Medford eran peores.
—Deberías trabajar también —opinó— ayuda para la responsabilidad.
No dije nada. En mi ciudad tenía un trabajo. Conocía al dueño, por lo que si llegaba un poco atrasado no me decía nada. Era divertido igual. Happy Land.
La puerta sonó y luego entró a la cocina una señora de pelo oscuro con rizos y unas bolsas, detrás de ella una niña de unos diez años con el pelo igual a su madre.
—¡Henry, llegamos! —luego me miró y sonrió, su marido respondió;
—Él es Max
—Oh, Max —dijo la señora y luego le hizo una seña a su hija—. ¿Como estás?
—Bien, gracias
—Sue está enferma, ¿quieres ir a verla? —preguntó llendo al grano.
—¡Papá, me entregaron la prueba de matemáticas! —dijo la niña llamando la atendión del padre. La señora se me acercó y me dirigió hacia el cuarto de su hija.
—Lo siento por mi esposo, es muy aprencivo. Ya sabes, es su hija adolencente —rió—. Pero un amigo puede preocuparse. Ese es el cuarto.
Y luego volvió hacia la cocina. Miré la puerta de color azul con un cartel que decía "SUE" con unos dibujos al rededor. Toqué la puerta, pero nadie respondió. Abrí lentamente la puerta y ella estaba acostada duermiendo. Tenía un libro sobre ella y se había quedado dormida con los lentes. Su ventana estaba abierta. No creo que eso sea recomendable.
Entré al cuarto y cerré despacio la puerta. Fuí hacia la ventana sin hacer ruido y la cerré cuidadosamente. Ella aún dormía.
Su cuarto estaba pintado de blanco exepto el muro donde su cama estaba apoyada que estaba pintado de color fucsia.
Cuando le saqué los lentes ella se movió, y luego abrió los ojos cansadamente.
—¿Max?
Yo me quedé quieto, tampoco quería asustarla.
—¿Que haces aquí?
—Dandote una sorpresa —sonreí, y ella me devolvió la sonrisa—. ¿Y como está la enferma?
Ella rió y se sentó sobre la cama, dejó los lentes sobre la mesa, al igual que el libro.
—Mal, pésimo.
—Oh, que mal. Y yo quería invitarte a una fiesta.
—¿Fiesta?
Ella me miró con expresión de confusión. Y yo me puse a reir.
Era ingenua, como solo una niña.
—Mentira. No creo que aquí se hagan fiestas —dije haciendo una mueca.
—Exacto, no se hacen fiesta. A menos que sean las del colegio, las que hacen los últimos cursos.
—¿Has ido a alguna?
—No. No realmente. Nunca he ido a una fiesta —confesó evitando mi mirada. Tal vez pensó que yo me iba a reir o algo, pero en realidad lo encontraba normal. Era yo el anormal aquí.
El que necesita ayuda.
—¿Cómo encontraste mi casa? —preguntó derrepente.
—Collie me dijo donde estaba. Ella estaba preocupada, pero no tenía tiempo para venir. Tenía que hacer el trabajo...
—De Fisica, si lo sé —terminó la frase.
Ambos no quedamos en silencio. Escuchaba su difícil respiración.
El silencio no me incomodaba, me acostumbraba a él.
—¿Y... como te ha ido?
—Bueno, lo de siempre. Kath estuvo tratándo de controlarme.
—¿Lo logró?
—Tú haces un mejor trabajo.
Ella bajó la mirada con una sonrisa, sus mejillas se sonrojaron.
Derrepente se escuchó como algo se rompía y luego se escuchaba el grito de su hermanita. Sue solo levantó la cabeza mirando la puerta cerrada.
—Odio cuando hacen eso —dijo, y luego me miró—. Mis... padres pelean constantemente. Mamá se pone nerviosa y se le caen las cosas que toma. Ana siempre grita, es asustadisa. A veces me gustaría que mi familia fuera normal.
No dije nada. No tenía nada que decir.
Siempre era el chico que no se callaba en clases, pero sabía cuando quedarme en silencio. A veces la palabras solo empeoran las cosas, en especial cuando no estás seguro de como se lo tomará la otra persona. Así que hise lo que se me vino a la mente.
Sue se había tapado la cara con ambas manos, y su respiración se notaba más dificil. Me preocupaba. Me acerqué a ella y la abrazé. Ella no hiso ningun movimiento.
—Lamento esto —dijo luego que se hubo tranquilisado un poco—. No es muy lindo escuchar peleas de parejas.
—No lo sientas —me separé un poco para mirarla a la cara. Su ojos estaba cristalinos por las lágrimas, y sus mejillas seguían sonrojadas. Me miró a los ojos por unos segundos, pero luego bajó la mirada. ¿Había recordado algo? Porque comenzó a llorar otra vez. Las lágrimas corrian por sus mejillas y ella se limpió con las mangas de su pijama, pero no las podía controlar. El pelo le cayó sobre la cara y yo delicadamente se lo saqué, ella me miró con los ojos rojos y luego me abrazó. Eso me sorprendió un poco. Ella no era tan cariñosa, pero le respondí el abrazo.
Luego se escucharon más voces venir de la cocina. Eran mis abuelos, los podría reconocer.
Sue estaba tan cansado que luego se comenzó a quedar dormida.
—¡Max! ¡Tenemos que irnos! —gritó mi abuela.
Sue se despertó y me miró como queriendo decir "No les digas nada". Le sonreí y luego le dí un beso en la frente.
—Buenas noches —le susurré mientras me levantaba y ella se recostaba en la cama. Sonrió ligeramente y volvió a cerrar los ojos.
En la cocina estaban los padres de Sue riendo con mis abuelos, como si nada hubiera pasado.
—¿Que pasó? —preguntó mi abuelo en el camino a casa— Estas muy callado.
—Nada. Solo tengo sueño —mentí. Sonaba muy convincente. Ya tenía experiencia con eso, pero sabía que ya no podía usarlo como antes lo hacía. Tenía que cambiar.
—Un día duro —afirmó mi abuela. Ella sabía que algo me pasaba. Lo notaba cuando me observaba con esa mirada como que te atravieza y no puedes negarlo.
Cuando llegamos a la casa se limitaron a decir "Que duermas bien".
La noche pasó demaciado lenta, no podía dormir. Sue me había dejado preocupado. Sabía que se sentía cuando tus padres empezaban a pelear. Sabía cuando tu padre se iba de la casa y no sabías cuando iba a volver, o si esque iba a volver. La entendía perfectamente.
El sol comenzó a salir y yo aún estaba despierto mirando el techo sin hacer ni pensar nada. Mis párpados me pesaban, pero no quería dormir. Era de día y mis abuelos se enojarían. Me levanté.
Abajo estaba mi abuela preparando la mesa y mi abuelo sentado en su silla leyendo el diario. Típico de él.
Me mojé la cara y bajé a tomar desayuno.
—Max, tienes mala cara.
—Sue te habrá contagiado.
Mis abuelos se miraron entre ellos y luego rieron. No quería saber que habrían estado pensando que hacíamos.
—¿Cuando vuelve?
—El lunes
—¿Que vas a hacer hoy? —preguntó mi abuela cuando se sentó.
—Nada.
—¿Andar con tu madera?
—Es un skate —lo corregí frotandome los ojos de cansancio.
—Bueno, eso.
—No sé, supongo que eso.
—Jovenes —terminó por decir mi abuela.
4 de septiembre de 2009
Unhearted
Solo te veo a tí moviendote en la oscuridad, pero no estás porque te fuiste. Era tú.
Comienzo a llorar, nada romántico.
Recuerdo el momento donde tú y yo, nos divertimos, pero ahora todo está oscuro.
Cubriendo mis ojos sin depender de algo, mis manos están buscándote, pero lloro.
Dulce, no pienso en tú y yo. No puedo ver, es tan duro.
Las disculpas nunca sirvieron, no puedo encontrar esas palabras. No sirven en el piso.
Marcaste lo que pediste, no devolviste nada más. Teniendo un poco de tiempo, no tuviste corazón...