Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

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28 de noviembre de 2009

predico un alboroto 09

-¡Por fín es viernes! -gritó Colin mientras se acercaba a la mesa con todos sus nuevos amigos. Como de costumbre max tiraba pedasos de comida a Sue y ella reía y le decía que parara, pero él no hacía caso. Kath leía un nuevo libro, ya que el anterior ya lo había terminado. Collie reía y defendía a su amiga que ya no podía respirar de la risa. Y Colin ayudaba a Max en la guerra.
El día había sido como todos los demás. Como toda la semana. Max podría decir que se estaba costumbrando, y hasta podría decir, que le gustaba esta ciudad y sus nuevos amigos. Pero siempre tenía dentro de él al rebelde chico que salió en Medford. Por más que tratara de ser ordenado, estudioso, siempre salía con una escusa para no hacer algo o se escapaba de la casa para no tener que escuchar las quejas de sus abuelos o de Sue de vez en cuando. Ella podría ser muy incistente cuando quería y lo único que quería en ese momento era que Max volviera a ser el de antes, aunque nunca conoció al niño amigable y aplicado, quería que él estuviera bien.
-¿Max? -preguntó la rubia poniendose de pie. El chico la miró-. ¿Que harás hoy después de clases?
Siempre pensaba que el hombre era quien tenia que invitar, pero no quería quedarse sola por toda la eternidad. Así que se había puesto en marcha para ser otra persona.
-Patinar, ¿quieres acompañarme? -preguntó amigable el chico de ojos verdes.
¡BINGO! Sabía que como era Max, podría a llegar a decir algo si se le daba una pista antes.
-Claro, pero no se patinar -confesó.
-No te preocupes, yo te enseño -y le otorgo una cálida sonrisa.
Esa tarde luego de clases Kath se encontró con Max en el parque. Ambos se divertían juntos.
Kath seguía con su plan en marchar, pero no tenía paciencia.
-¿Max, que pasa entre tú y Sue? -preguntó la rubia cuando el chico se detuve frente a ella que estaba sentada en un alto de la cancha.
-Nada, ¿por qué? -respondió con naturalidad.
-Esque el otro día llegaron abrazados y Sue solo habla de tí. Además que en el almuerzo parece ser algo más por todo lo que la molestas.
El chico se empezó a reir y se apoyo en su skate.
-Me gusta molestarm siempre soy así. Pero a mi no me gusta Sue, no se sobre ella... -acabó acercandose un poco a Kath.
-Si siges así vas a enamorarla -la chica sonrió. Por un lado porque sabía que Max no quería enamorarla, y otro porque era lo que le estaba pasando a ella.
Los ojos verdes se posaron sobre ella, confusos y preocupados.
-No quiero que se enamore de mi -dijo luego Max mirando sus zapatos-. Realmente, no le haría nada de bien.
-Se una forma de hacerle cambiar de parecer.
El chico la miró y luego sonrió. Sabía cual era el plan que ella tenía.
-No va a funcionar -dijo Max-. Unos amigos lo intentaron, pero eso nunca funciona.
-¿Pero, qué te hace pensar que con nosotros no va a funcionar? La gente en esta ciudad es diferente.
Max se quedó completamente callado mirando el infinito. En el fondo del parque, donde estaban los juegos. Unos niñitos hacían castillos de arena y sus madres los miraban sentados en la banca riendo y conversando entre ellas. Derrepente sintió la mano de la chica en la suya y atrayendolo hacia ella.
Max miró a Kath. Ella sonreía.
-Vamos, Max -dijo-. Sue tiene que entender.
Kath entrelazo sus dedos con los del chico y se acercó. Sus labios se rozaron lentamente y luego se alejo. Max parecía desconcertado y Kath estuvo a punto de rendirse. Pero como siempre Max era impredesible, y eso era lo que más le gustaba de él. El chico de pelo negro había tomando su otra mano y había dejado el skate contra el cemento donde Kath estaba sentada. Sonrió y le dio un cálido beso en los labios. Aún estaban a unos centimetros y el le sonrió.
-Vamos -dijo Kath empujando el skate y haciendo que cayera.
Max la tomó de la cintura para ayudarla a bajarse. Y ella rió, su plan iba perfectamente. Subió sus manos a su cuello y bajo. Max la sujeto de sus brazos cuando ya estuvo en el piso y ella dejó caerlos sobre los de él. Se escucharon las voces de unos jovenes.
-Perfecto -dijo Kath-. Son del instituto. Si queremos que el plan funcione, deberiamos empezar por esparcir el rumor de que somos algo.
Max la miró directamente a los ojos, lo que hiso que ella se sonrojara.
-Niña mala -dijo antes de besarla nuevamente para que los chicos que venían los vieran. Kath le siguió el juego y puso sus manos sobre su pelo. Su desordenado y liso pelo negro. No supo como ni cuando, pero el beso había subido de nivel y ella se sentía en las nubes. Max si que sabía besar, pensó Kath, tal vez ya tenga mucha práctica. Lo que la hiso ponerse nerviosa. Realmente ella nunca había besado, solo hasta ahora. No quería que Max le dijera algo por no saber que hacer. Y se quedó congelada cuando sus lenguas comenzaron a jugar, parecía que sus piernas se fueran a doblar y caería al piso. Pero Max no dijo nada, ni termino el beso por la inexperiencia de ella. Lentamente se fue alejando. Kath tenía vergueza de mirarlo a los ojos, por lo que se escondió en su pecho y escuchó la risa de Max.
-¿Que paso? -preguntó él.
Pero ella no respondió.
-Besas muy bien para ser primerisa -acotó Max, ya conocía esa reacción. Solo por un pequeño consejo que le dió su hermana uno de esos días raros del colegio en Medford.
-No te creo -dijo Kath apenada.
-En serio -alejo su abrazo y levanto su cabeza con su dedo en su barbilla y dejó un tierno beso.
-Ya, Max, ya no hay nadie mirando -dijo Kath recordando el plan. Tenía que sonar convincente y no hacer sospechar.
-Lo olvidé.

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