La única clase en que Max estaba con Kath era en Historia, y esa era la última clase del día. Max aprovechó que ella estaba sentada sola y se le acercó. Ella no lo miró pero sabía que él estaba allí, asi que siguió ignorandolo.
-¿Que lees? -preguntó amigable Max.
-Un libro -contestó seria ella.
-¿Estas enojada? -inquirió Max, aunque sabía que uno se enojaba más cuando le preguntaban si estaba enojado.
-No -contestó más calmada.
-¿Hice algo?
-No, Max, no hiciste nada. Solo fui yo la que actuó raro por algo de lo que no tengo nada que ver -contestó mientras dejaba el libro sobre la mesa y miraba los ojos verdes a su lado. Esos ojos que aún la miraban preocupados.
-Si te molestan mis preguntas solo dímelo.
-No me molestan -contestó con una sonrisa.
Si la unica forma de que él se preocupara de ella era de esa forma tendría que seguir así. Pero ella ya tenía listo el plan. Actuaría enojada y retraida cuando hubiera más gente y amigable cuando estuvieran solos. Era el plan perfecto para ella. Lo malo, esque solo tenían dos horas juntos, cada dos días.
-¿Y como estás, Max? ¿Te acostumbras? -preguntó.
-Un poco en realidad.
-¿Que hiciste el fin de semana?
-Fuí a Portland -Kath sonrió-. Vi a mis viejos amigos. Fue genial.
-Me imagino. Ver a alguien que no ves de hace mucho tiempo es... genial -rió.
-Lo es. ¿Y tú que hiciste?
-Em... ayude a Sue en la tienda. Y me junte con una vieja amiga el sábado. Fue genial -Ambos rieron.
-En conclusión el fin de semana fue genial -dijo Max sonriendo.
La clase comenzó cuando el profesor llegó unos diez minutos atrasado por una reunión de última hora. A nadie le importo el retraso, todos lo estaban pasando bien o algunos más estudiosos se dieron el tiempo de terminar alguna tarea o algo parecido. Kath y Max habían estado conversando. Derrepente Kath mandaba indirectas, pero Max era muy distraído o tal vez solo actuaba no darse cuenta. Las dos horas sirvieron de mucho para Kath, no desperdició ningún segundo. Reirse en secreto o fijarse en pequeños detalles hiso que toda la atención de Max en clase, estuviera fijada en ella.
Una de las clases más divertidas.
Pensó Max cuando la clase ya había terminado.
-Nos vemos, Max -se despidió Kath dándole un beso en la mejilla.
-Nos vemos.
Max podía ser muy distraído, pero tonto no era.
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