Mi primera impresión que me dio cuando lo ví fué la misma que me había imaginado cuando me hablaron por primera vez de él. Un chico de cabello negro ni muy largo, ni muy corto, desordenado. Su ojos eran verdes un verde muy llamativo, muy raro por estos lados. En realidad era el primer chico que veía con esos ojos. Su ropa era como de skater, eso era genial, siempre me había llamado la atención ese deporte. Tal vez lo practicaba. Era delgado, pero no demasiado y unos cinco centímetros más alto que yo. Su caminar era seguro y a la vez despreocupado, típica conducta de un rebelde. Tenía un cara tierna con una sonrisa hermosa y dientes blancos. También tenía mucho sentido del humor, eso me recordaba su abuelo, también era un chiste. Pero no todo era bueno en él. Puede que tenga carisma y sea divertido pero era un desastre en química. Y su sentido del humor no ayudaba en esa clase. Podría ser que me haya dado risa su respuesta y por lo que sonreí, pero los demás chicos murmuraron que era un idiota. Casi todos lo chicos de esa clase eran muy inteligentes y Max tendría que adaptarse a eso o no llegaría a ningún lugar.
No dejaba de asombrarme su personalidad. Era un chico rebelde, algo muy contrario a lo que había en ese pueblo. Algo desconocido, por lo que su galantería me había asombrado. Casi caigo, pero me di cuenta que solo era orgullo. Pero volví a confundirme cuando esa tarde sus dedos tocaron mi mejilla.
Bueno, Sue, tu trabajo es ayudarlo a mejorar, no a enamorarte de él.
El nunca se enamoraría de una chica tan tranquila e inteligente como yo. Además que soy nada bonita. Flacucha, pelo largo y sin ningún estilo, mi ropa tan normal como cualquiera. No era linda, por lo que yo tampoco lo era...
No hay comentarios:
Publicar un comentario