Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

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20 de marzo de 2011

A SUMMER LOVE: ¿Bailarías conmigo esta noche?

Me volteé para asegurarme de que no era un sueño, de que todo era real. En mis mejillas sentía el frío de una lágrima. ¿Estaría llorando porque no quería que fuera un sueño o porque esto no podría estar pasando? Pero su piel era cálida, su sonrisa era genuina y sus brazos alrededor mío eran tan fuertes como aquellos ojos que me volvía loca. Sus cabellos desordenados estaban exactamente como a mi me gustaba en él.
—Douglas Lee Poynter, para servirte —dijo susurrándome.
—¿Dougie, tu no deberías estar en una playa a millones de años luz de aquí?
No reconocía mi voz, era tan diferente que ni si quiera sabía si era yo la que había dicho una frase tan estúpida para un reencuentro, como esa.
—No puedo estar a millones de años luz de ti.
—No te vería nunca jamás otra vez —dije nuevamente en un tono estúpido ¿que no diría algo inteligente esta noche?
—Me estas viendo, no es imposible.
—Tú eres el imposible
—Lo se, aún no cambio.
—No quiero que cambies, si fueras diferente no estarías justo aquí.
La música seguía sonado fuertemente y podía ver a mis amigas bailando en la fiesta. Podía ver a Javy junto con Harry y Danny bailando la macarena y a Rose con Tom conversando sobre la ropa que usaban. Podía ver a mis antiguas amigas tratando de atrapar a un chico, pero nunca tendría uno como el mío.
—Douglas... me encantaría bailar contigo.
—Eso quería escuchar -dijo tomando mi mano y avanzamos hacia la fiesta, pero antes de atravesar la puerta que nos separaba, él se detuvo.
—Espera
—¿Que pasa? —pero él me hizo callar y sus labios de posaron en los míos.
Nunca había creído en las personas que decían que un beso te podía hacer sentir como si te desmayaras, pero esta noche lo había comprobado, y era cierto. Creo que en realidad estaba punto de desmayarme porque mis piernas me empezaron a temblar y Doug me sujetó de la cintura acercándome a él y teniéndome segura. No podía haber un momento más perfecto en un reencuentro como este. Quería recobrar todo el tiempo que había perdido. Todos los besos que no le había dado, cada uno de aquellos que quise darle cuando me sentía estúpida, triste o incluso cuando estaba feliz. Cuando me aburría mirando la nada a través de mi ventana o cuando tenía que buscar una excusa para no estudiar. Cada simple beso quería recuperarlo
—Mick... tenemos toda la noche —acotó Doug riendo, lo que me hizo sentir estúpida, pero estúpida en un buen sentido. Parecía una chica dando su primer beso o yendo a su primera fiesta, quería más.
Javy me apuntaba con una mirada pícara. Y lo primero que tenía que hacer era darle las gracias luego, pero ahora tenía que aprovechar mi noche. No duraría mucho, pero tendría mucho tiempo más para poder ser feliz.
La música era genial y no había otro día en que la pasara tan bien. La fiesta duró hasta las cuatro de la mañana, pero no paramos de bailar y menos quería que parara cuando pensaba que no nos volveríamos a ver, que despertaría y ya no habría nada. Pero las dudas de ese pensamiento se fueron de mi mente al escuchar sus palabras tranquilizadoras diciéndome que no volvería a alejarse de mí. Aquella noche me dí cuenta que todo el resto me comenzó a dar lo mismo. Los comentarios de Frankie rebotaban sobre mí, esas miradas de venganza solo me atravesaban sin dañarme. Porque luego de aquella mágica noche nadie parecía tan importante en mi vida. No me importó ni que Francesca intentara tocar a mi hombre sin éxito alguno, ni que alguna de aquellas chicas que vi algún día caminando por los terrenos de Oluss luego se convertiría en una estrella mundial y yo me sentiría celosa por no tener su suerte. Porque sabía que ella nunca llegaría a tener mi suerte, no… no es mi suerte, es el destino. Porque sabía que él ya no me dejaría. Porque él no volvería a hacerlo, él se iba a quedar todo ese verano conmigo, iba a quedarse todo ese año conmigo, toda esa vida universitaria conmigo. Compartiríamos penas y alegría, esperanzas y desconcierto. Ese primer día de una nueva vida, el cambio a una vida juntos, un departamento para ambos, esos primeros momentos en que la alegría comenzaría a sentirse en mi interior, esa nueva vida dentro de mí. El momento de verlo como un cuidadoso, y a veces tonto, pero muy cariñoso padre. Verlo como un hombre de negocios y verlo con ese terno negro con camisa blanca, arreglado esperando por mi, mientras yo caminaba de la mano de mi padre que no podía sentirse más orgullo de verme tan feliz por la decisión que había tomado y la nueva vida a la que me encaminada para toda la vida solo con él.
Él, esa persona que me hacía sentir tan especial.
Él, que observaba hasta el más mínimo detalle en mi forma de ser.
Él, que sabía como levantarme el ánimo en aquellos momentos difíciles. Porque él con solo una sonrisa me transmitía todo ese sentimiento protector y cálido que yo necesitaba, necesito y necesitaré para vivir. Por que sabía que terminaríamos juntos cuando nuestro cabello, ahora luminoso y de un color vivo, estuviera pálido y cansado. Cuando nuestras facciones jóvenes ya no sintieran esa energía que en algún momento tuvieron. Porque sabía que mis últimos días los pasaría junto a él sentados frente a nuestra casa observando a nuestros hijos viviendo una historia parecida a la nuestra, jugando en el patio con el fruto de sus vidas. Y yo mirando a mi lado y viendo a un Dougie mayor, que nunca creí ver en aquel apuesto y aniñado joven que conocí alguna vez a la orilla del mar en una puesta cálida de sol.
Ahora que miraba el mar a un costado y a mi esposo al otro, ya sabía que había cumplido con lo que me habían mandado a hacer a la tierra y no podía estar más feliz y tranquila con lo que había hecho.
Miraba esos ojos azules, que aunque ahora los rodeaba un piel cansada, estos seguían brillando con la misma luz incandescente que me había hipnotizado en ese preciso momento en que nos conocimos, y esa sonrisa no había cambiado en nada, tan inocente y sincera aún seguía allí, dedicada solo a mi. Yo, Micaela Buscaglia, aquella mujer que vivía su vida entre un mundo de fantasía con pequeños toques de realidad ahora era la mujer más agradecida de la vida y del destino.

Diciembre, 2061
Cálida tarde de verano en que mi vida parecía perfecta para una mágica historia de amor observando el mar y abriendo ese baúl de recuerdos de memorias inolvidables.
Micaela Buscaglia de Poynter
FIN.

A SUMMER LOVE: Otra vez escuchar su voz.

Solo faltaba unas horas y yo estaba muerta de nervios. No quería ir a esa cosa con los del otro campamento. Además que no quería encontrarme con el doble de Douglas, no quería recordarlo. Pero era imposible, ya lo recordaba. No podría olvidarlo. Sus recuerdos me atormentaba y me hacían sentir triste. Si hubiera tenido más personalidad le hubiera dicho a mi padre que nos fuéramos en unos días más. El no hubiera tenido problemas, yo lo sabía, y mi hermano siempre me molestaba diciendo "El día que te haga caso, será el día que tengas novio" y también habría aceptado, además que el se la pasaba mil veces mejor con sus novias.
Si hubiera tenido personalidad hubiera llamado a Dougie, le hubiera preguntado como estaba, le hubiera dicho que era muy especial para mí, le hubiera dicho que lo extrañaba... que quería verlo. El me hubiera hecho reír, me hubiera levantado el ánimo. Él sabía hacerlo. El sabía como hacerme sentir especial, querida. El era la persona más impórtate en esos momentos. Lo quería a mi lado, pero no era posible, porque no me atrevo. Aún tengo su numero en mi teléfono, mi teléfono está a mi lado, solo tengo que buscar su numero y llamarlo, escuchar su voz.
("Mimi: su voz de nenito de jardín" gracias por tu cooperación xD)
No sé como llegó a ocurrir, pero unos segundos después mi teléfono tenía la luz encendida.
Llamando: Dubi Poynter
Dubi, mi apodo para él. Solo para él. ¿Pero que le diría? ¿Me respondería? ¿Que pasa si estaba enojado conmigo? Tal vez ya no me recordaba. Tal vez solo fui una chica más en su vida. No, Doug no era así. Supongo.
—¿Hola?
Y mi corazón se detuvo. Era él.
—¿Mick?
Me recordaba
—¿Mick, estás?
Pero yo no podía hablar. ¿Que diría? ¡Alguien dígame!
—Te extraño... —dijo en un susurro, cuando entendió que yo no podía hablar.
¡Me extrañaba!
—Te tengo una sorpresa —dijo con, lo que pensé, fue una sonrisa. Y cortó.
Mi corazón volvió a latir.
¿Que quería decir? Douglas era misterioso cuando se lo proponía. Me gustaba el misterio. Pero ahora si que estaba confundida. Una ola de alegría me llenó. Era Dougie. Mi teléfono comenzó a sonar con el tono que le tenía para mensajes.
Dubi Poynter:
Diviértete, hermosa :)
Le hice caso. Aún no sé cuál fue la razón, pero me vestí lo mejor que podía en una situación así. Salí de la cabaña, ya sin nervios, no sabía porque. Javy me miró con una sonrisa. Ella estaba cerca de los árboles conversando con Kate y Rose, las hermanas Bell.
—¡Estoy feliz! —les grité acercándome. Con las chicas me sentía cómoda.
La fiesta estaba mejor de lo que yo me habría imaginado. Había muchas chicas y chicos bailando en el centro de la pista, y a los lados había mesas con algunos picadillos y cosas por el estilo. Javy me tironeaba el brazo para que fuéramos a bailar, pero yo no quería. Estaba un poco nerviosa, lo de Doug me había dejado preocupada. Al final Javy se fue a bailar con un chico de pelo castaño que no miré mucho, pero ella parecía conocerlo y se fueron conversando y riendo.
Me senté al lado de la ventana, me encantaba la vista desde allí. Se veía el lago y la luna cayendo sobre él. Además que era más tranquilo, te podía desconectar de lo que pasaba. Sabía que Doug me había dicho que me divirtiera y precisamente, eso no era lo que estaba haciendo. Pero muchas cosas me incomodaban.
Aquel chico que había visto en el bosque era tan parecido a él. La fiesta era la mejor forma para divertirse que Doug conocía, porque siempre me hablaba de eso antes. Y Javy estaba un poco rara desde aquella tarde en el bosque.
-Perdon, pero ¿quisieras bailar conmigo? -dijo una voz que parecía sonar en mi cabeza, solo mi imaginación, pensaba yo. Me volteé y vi al chico más perfecto que había visto. Pero no era real. Miré hacia el lago nuevamente. Mi mente me estaba traicionando, no podía ser verdad, solo quería que yo estuviera feliz. Pero si hasta mi mente, mi cerebro, le mandaba todo tipo de señales a mi cuerpo para que estuviera feliz, ¿por qué no podría pensar en divertirme con aquel chico imaginario? No tendría nada que perder, y cumpliría la palabra de Doug, me divertiría.
Sentí los brazos del chico por detrás y se cerraban rodeándome. Susurro las palabras que me hacían sentir pérdida y que con solo su voz sonaba inexplicablemente perfecto.
-Te dije que te divirtieras, ¿no quieres bailar conmigo?

A SUMMER LOVE: Es imposible.

POV Mick:
Era imposible que Douglas estuviera en el mismo campamento al que yo iba hace años. Era solo un hecho que nunca iba a ocurrir. Ese chico solo podría ser otro, pero a su lado había uno de pelo castaño y alisado, así era Danny, además había otro de pelo rubio y el último no sabría quien era, pero probablemente Harry.
Pero no.
No, no y no. Me decía en mi cabeza, eso no iba a pasar.
Al final de un rato, cuando llegue a la cabaña, me acordé de que tenía que devolver la cámara. Así que salí hacia la sala de Fotografía que era la misma de arte. Y por desgracia allí estaba Francesca.
—¡Mick! —gritó con falso entusiasmo cuando yo ya iba saliendo de la sala, ignorándola. Pero sus amigas se adelantaron y me bloquearon el camino, así que la mejor forma de salir era sonreír como si aún fueran mis mejores amigas.
—¡Hola, chicas! —dije imitándolas en su acento— ¿Cómo están? No las vi en esta clase.
—Si, nosotras tampoco te vimos, y eso que te seguimos a ti a la otra chica al bosque, pero se nos perdieron —dijo Frankie tratando se sostener una de las antiguas conversaciones que teníamos, pero no se podía.
—Que lástima —dijo otra chica, Mederith.
—Mick, la próxima semana va a ser la reunión y queríamos cantar una canción para dar la bienvenida —dijo Frankie mostrando "algo" de inteligencia—. Y nos preguntábamos si podríamos juntarnos mañana para preparar algo, ya sabes como el año pasado —recordé el año anterior, pero yo no había venido y Meredith lo recordó.
—¡Oh, cierto, no viniste! —Otras dos chicas que no conocía se pusieron a reír.
—No, fui a la playa —afirmé yo.
—Tiene que haber sido divertido —dijo Meredith y luego miró a las otras chicas y hizo una muestra de desagrado. Frankie las ignoró y siguió hablando de su idea.
—Bueno, que lástima. Pero este año podríamos hacerlo.
Yo no sabía que responder, estaba dando mi mejor esfuerzo para alejarme de ellas, pero ellas no se despegaban y no podría ignorarlas en estas condiciones.
—Tal vez... —dije dudando aún. Detrás de mí sentí la mano de alguien y me voltee para ver quien era, Javy.
—Mick, mañana tenemos que hacer el proyecto ¿lo recuerdas? —dijo tratando se ayudarme, y me guiñó el ojo. Las chicas no se dieron cuenta de eso.
—Cierto, lo siento, chicas. Tal vez en otra ocasión —dije feliz de tener una escusa.
—Si, en otra ocasión —respondió Frankie y luego las chicas salieron de la sala. Pero Meredith antes de salir chocó apropósito con Javy.
—¿Y eran tus amigas? —preguntó Javy con desagrado, yo suspiré.
—Gracias por ayudarme —dije cambiando de tema. Javy me abrazó.
—De nada, cuando quieras —dijo con una sonrisa extraña.
—¿Está mejor Jessica? —pregunté. Quería salir esa noche a contar una historia o algo por el estilo. Y por suerte nuestra cabaña estaba muy lejos de la de Frankie y Meredith, así que no nos iba a tocar con ellas.
—Si, y vamos a tener fogata esta noche —dijo alegre.
La noche no demoró en caer. Y habíamos unas quince chicas, aproximadamente, sentadas en una fogata en medio de un terreno llano y cerca del bosque. Lo que le daba un tono de misterio y aterrador. Estuvimos la noche contado historias o cantando. Javy decía cada tontera en la noche, que unas cinco veces me tuve que parar para ir al baño y al final de la noche le seguía la corriente. Hasta que Jessica se puso seria y nos hizo callar. Pero luego ella también terminó enredándose con las palabras lo que hizo que rompiéramos en carcajadas otra vez. Casi a la una de la noche nos mandó a todas a las cabañas a dormir. Pero no teníamos sueño así que con las chicas de la cabaña del lado nos juntamos, a escondidas, y nos pusimos a platicar.
—No sé, yo pienso que Nick Jonas es hermoso —dijo Kate mirando una foto de él que tenía sobre su muralla, arriba de su cama.
—Yo creo que no —dijo Javy negando con la cabeza.
—Yo creo que Michael Jackson es hermoso —dije mirando el cielo como babeando. Y las chicas se pusieron a reír.
—¡Murió Michael Jackson! —dijo Javy como si recién lo supiera, lo que hizo que riéramos otra vez.
—¡Noooo! —grité yo siguiéndole el juego— Me dejaste aquí ¡Ahora, ¿que voy a hacer con nuestros hijos?! —dije dramáticamente, mientras las chicas se revolcaban de la risa— Espero que sigas pagando pensión alimenticia —miré el cielo— Ni creas que te salvas.
—¡Au! —gritó Javy imitando el grito de Michael en las canciones. Y todas nos reímos.
—Bueno, cambiando de tema...mm... —pensaba Kate— Nick...
—Es hermoso —terminé la oración que iba a decir y las chicas rieron.
—¡Bueno, bueno! —gritó Kate a la vez riendo— ¡Juguemos a algo!
—¿A qué? —preguntó Javy.
—Decir el primer nombre de alguna persona con la letra que digamos, si se demoran más de cinco segundos pierden y penitencia.
—Ok, pero jugamos todas —increpé yo.
—Oks, emm... K —dijo Kate. A lo que las tres miramos y dijimos al mismo tiempo:
—Kate —luego nos reimos.
—Bueno... P
—¡Patricio Estrella! —gritó Javy.
—Peter Wentz —dijo Rose.
—P... Pedro Picapiedra —me reí.
—Bien —dijo Kate—, nadie perdió —puso cara de pena. Letra U —puso cara de misterio.
—Uuuuuuu... —dijo Javy tratando de pensar un nombre, supongo.
—Em...
—No con U no con E —corrigió Rose, a lo que reímos.
—Bueno, otra, esa estaba difícil. Con... D
—Daniel Radcliffe —dijo Javy.
—D... ¡Aw, no sé!
—Dougie Poynter —dije yo, susurrando. Javy me miró.
—¿Quien es? —preguntó Rose tratando de cambiar el tema, porque había perdido.
—Alguien... —Pero las chicas me miraron— Bueno...un chico —me reí.
—¿Tu primo? —preguntó Kate.
—Un chico rubio de ojos azules —dijo Javy mirándome con una sonrisa. ¿Como podría saber que era así? Yo nunca se lo dije.
—¡Aw que lindo! —gritó Rose.
Golpearon la puerta y luego se escuchó la voz de la monitora Jessica.
—¡A dormir, chicas! —gritó y luego se fue.
Con Javy nos levantamos, despedimos y nos dirigimos a nuestra cabaña. Pero Javy no dijo nada más, aparte de "Buenas noches".

A SUMMER LOVE: Una llamada puede cambiar una vida.

Solo era lunes y Javy no aguantaba las ganas de que llegara el viernes, ya que ella ya se había puesto a trabajar en la semana.
Primero. Copio el número que Mick tenía del tal Poynter y lo llamo.
Eran apenas las seis de la mañana y el tenía una voz muy cansada, tanto que le costaba hablar.
Douglas no era mala onda. Cuando Javy menciono a Mick al parecer se despertó de golpe. Eso no lo esperaba de una llamada a las seis de la mañana después de un año de no hablarse.
—¿Tú la conoces? —él preguntó por el teléfono.
—Claro que la conozco.

POV Mick:
El día estaba típicamente despejado y soleado. Era viernes y eran las seis de la tarde y nos tocaba fotografía. Era una de las clases que más me gustaban porque podíamos ir a cualquier parte del campamento. Con Javy fuimos al bosque, a ella le encantaba el bosque. Sacábamos fotos de lo que fuera, y yo cada vez que escuchaba las risas de Frankie empujaba a Javy para que nos alejáramos. Era imposible quedarse ahí y verla y que opinara algo con sus amigas y luego se reían mirándome. Eso era lo que hacían en el colegio.
—Mick —dijo Javy luego de un momento en que salimos corriendo. Yo seguí escuchando unas risas y le tiraba el brazo para avanzar otro poco, pero ella no cedía—, espera, esas no son risas de chicas.
La miré, pero sin creerle seguí avanzando. Javy me tomó del brazo e hizo que me volteara y viera que unos metros más a la derecha a unos chicos sentados en unos troncos. Era del campamento de hombres, obvio. Los cuatro nos daban la espalda, pero pude notar que uno tenía el cabello castaño y alisado, otro estaba con un gorro por lo que no se veía su pelo, y los otros dos eran rubios. Uno me llamó la atención, uno de cabello rubio. Usaba el jockey de la misma manera de la que lo usaba... Doug.

POV Javy:
—No puede ser... —dijo Mick en un susurro. Su cara estaba seria. Volteó y se alejó de mí. Yo aún no entendía el por qué de su comportamiento. Pero alcance a escuchar muy levemente que decía "Dougie" y por mi mente se lanzó una idea. Ya que Mick se dirigía hacia el campamento, yo saqué mi teléfono. No tenía señal, pero al avanzar un poco más atrás si llegaba, eso era raro. Pero bueno, llamé Douglas y derepente comenzó a sonar uno de los teléfonos de los chicos que estaban sentados en los troncos.
No puede ser. Ahora la comprendía. Pero no había visto su cara aún, tal vez no lo había reconocido.
—¿Hola? —dijo Douglas por el teléfono.
—Hola, ¿me recuerdas? —pregunté aún sorprendida.
—Si, Javiera, claro que te recuerdo. ¿Como está Mick? —preguntó y los chicos a su lado comenzaron a gritarle "uuuuuh".
—Sorprendida, en shock o algo por el estilo, al igual que yo —El se quedó callado.
—¿Ah? —dijo luego, pero yo me encontraba a escasos metros de ellos y le tiré una piedra. Él se volteó de inmediato y luego miró el teléfono.
—¿Javiera? —preguntó un poco tímido, sus amigos también se voltearon.
—No Roberta, un gusto Douglas —dije irónicamente, un chico de cabello castaño y ojos azules se puso a reír—. Javy, presente.
—Pero... ¿como? —preguntó sorprendido el rubio.
—No lo sé, ¿el destino? —dije riendo y corté la llamada en el teléfono.
El se levantó y me saludó y presentó a sus amigos, en realidad se presentaron solos.
—Así que, Javy, conoces a Mick —afirmó un rubio con ojos cafés que había dicho que se llamaba Tom.
—Sip
—¿Y donde está? —preguntó otro que usaba gorro, Harry.
—Se fue al campamento. Se traumó.
—¿Me vio? —preguntó Doug a lo que todos quedaron en silencio.
—Si, solo por detrás. Creo que pensó que eras tú, pero no está segura. Y se fue al campamento.
—¡Ve a buscarla! —gritó el de ojos azules, Danny.
—¡No! —gritó Doug en respuesta. Y los tres amigos lo observaron extrañados.
—La próxima semana tenemos una junta los dos campamentos... —dijo dándonos una idea a todos.

A SUMMER LOVE: Mañana nueva, en una especie de campamento nuevo.

—¿No les dijimos que era a las seis en punto? —preguntó por el megáfono la monitora Jessica Bryan, que tenía que organizar que estuvieran todas listas para la presentación de bienvenida.
Se paseaba de lado a lado esperando silencio. Y no esperó mucho porque todas se quedaron dormidas de nuevo.
No, mentira. Pero eso pareció.
Mick estaba a un lado de Javy tratando de mantener los ojos abiertos. Javy tarareaba una canción, probablemente para no caer en los brazos de Morfeo.
Al cabo de un rato, de darles todas las instrucciones, se pudieron ir a sus cabañas. Solo por un rato, ya que las clases empezaban en dos horas y entre ordenar todo, ir a buscar el horario e ir a la clase sin llegar tarde, nadie tenía el tiempo suficiente.
Mick sentía la cabeza explotar. No se consideraba para nada bien. Además que querer procesar toda la información de las que se había perdido el año anterior.
Las clases seguían siendo las mismas. Las horas de entrada también. Aunque el campamento estaba más exigente, mucho más. Más actividades. Ahora ya parecía como un colegio. Pero más divertido y las clases no son odiosas. A veces.
La reunión con el campamento de hombres, de igual nombre solo que para hombres (lógico, ¿no?), iba a ser la próxima semana. Solo si no habían incidentes ni nada que perturbara la tranquilidad de Oluss.
Salió como Flash desde la cabaña a buscar el horario. Solo tenía media hora.
Una pequeña siesta, se había dicho. Pero terminó durmiendo por una hora.
La entrada de la secretaría, por suerte, no estaba llena. Aunque tuvo que esperar unos diez minutos para poder tener su horario.
Genial. Son solo tres clases por día. Sin contar todas las actividades que se pueden hacer en la noche.
Llegó justo a tiempo a Música. Era el mismo profesor simpático de siempre.
Casi todos los chicos estaban con algún instrumento en sus manos o tenían unas hojas con partituras que leían. Javiera estaba sentada al lado de la ventana con una guitarra. Mick fue hacia ella con la suya en su espalda y, aún, con el horario en su mano. Lo dejó sobre la mesita y se sentó con la guitarra apoyada en su pierna.
—¡Tarán! —dijo Mick con entusiasmo. Javy se rió levantando la vista.— Ahora, dime que pensabas anoche. Porque si es lo que yo pienso que pensabas, te mato.
—¿Qué pensabas? —preguntó inocente Javy a la vez que tocaba una parte de la canción With Me de Sum 41.
—Bueno, ya sabes —comenzó a tartamudear—. Sobre… lo de anoche… el… Poyn.
—Ooohhh, no. No era eso
—Oh, bueno. Entonces olvídalo —dijo con sus mejillas tomando un poco de tono.
Toda la tarde fue casi igual.
Realmente, Mick se había pegado a Javy. Posiblemente porque Frankie ya no era más su amiga, en realidad nunca lo fue. Pero además de eso no conocía a nadie más, y nadie parecía del agrado de Mick.
La tarde pasó rápido en realidad. Eran divertidas y no eran tan latosas como el colegio.
Esa noche tenían que dormir temprano, porque la querida monitora se enfermo, o ya estaba enferma, y no podían hacer nada sin ella.

19 de marzo de 2011

A SUMMER LOVE: Otra vez volver al odioso campamento.

Estuvieron casi toda la noche conociéndose. En realidad se llevaban súper bien. Realmente le subía el ánimo a Mick.
Ese día lo tomaron solo para conocer algunas de las nuevas instalaciones que había.
Javiera Hernández, parecía no ser una chica que podría hacerse pasar por tu amiga y luego tirarte a un lado cuando encuentra una mejor. No, ella no se veía así para los ojos de Mick. Ella pensaba que por fin había alguien que la entendiera y la aconsejara.
Javy no era de Estados Unidos, como Mick, era de Chile. Casi toda su vida la pasó en EE.UU. sin embargo, hablaba español —a la vez inglés como Mick— y viaja todos los inviernos para allá a ver a parte de su familia.
Al parecer muchas cosas habían cambiado justo cuando ella pensaba que por fin se libraba de algo.
Javy le contaba a Mick que no podía vivir sin la música.
Primer punto a favor.
Además le encantaba tocar guitarra, cantar y estaba aprendiendo piano.
Segundo punto a favor.
—¿Y qué me cuentas de tu vida Mick? —Preguntó Javy, mientras se acomodaba la ropa y se acostaba más cómoda en la cama mirando el techo de madera—. ¿Por qué no estuviste el año pasado?
—Oh, es que con mi papá y mi hermano fuimos a la playa. Fue… —titubeo entre contarle o no, pero era estúpido guardar el secreto, porque en realidad no lo era. Si no que era lo mejor que ha podido pasar en su corta vida de solo 16 años— el mejor verano de mi vida.
Hizo una actuación desmayándose sobre su cama. Javy soltó una risa seguido de un «Uuuh», molestándola.
—¿Qué pasó, amorosita? —preguntó sentándose en la cama. Mick la miro extrañada por la expresión con la que la acaba de llamar, pero se rindió cuando Javy se puso a reír de si misma.
—Bueno, es una historia un poco larga.
—Solo cuenta, mujer. Si no te respondo es que me quede dormida —le dio una sonrisa.
—Tonta… —y siguió contándole cada detalle de lo que había pasado. La primera vez que lo vio cuando él se sentó a su lado en la puesta de sol. La vez que lo vio tocando su bajo magníficamente, y que por su culpa se desconcentro y pararon el ensayo unos minutos para presentarla antes sus locos, pero graciosos amigos. Su primer beso, y la triste despedida. Para siempre…
Mick terminó con Javy a su lado abrazándola, una lágrima corría por su mejilla. Eran unos hermosos recuerdos, lástima que fue demasiado corto.
—Douglas Poynter —pronunció con tristeza su nombre mientras se secaba las mejillas y le daba una sincera sonrisa—. A veces lo odio, sabes.
—Bueno, tú si que eres lerda —Mick soltó una carcajada—. Tienes su número. ¿Por qué no lo llamas?
—¿Javiera, estás loca, no? —se alteró Mick. Se puso de pie—. ¡No!
—¿Por qué? ¿Cuál es el problema? —le cuestionó pensando ella misma la respuesta. Nada.
Mick se había quedado callada mirando por la ventana.
Los árboles se movían con la suave brisa, afuera no se escuchaba ningún sonido. Todos debían estar durmiendo. Si se podría decir que las chicas estaban hablando hace cuatro horas. Pero no parecían tener sueño.
Los recuerdos la atormentaban. Nunca pensó ni si quiera en llamarlo una vez, escuchar su voz nuevamente. Ahora que lo pensaba, era demasiado tímida como para hablarle otra vez. Los chicos no eran su fuerte. Solo había sido suerte conocerlo y tener… algo.
No, claro que no fue suerte.
Si, que lo fue. Se seguía diciendo ella para calmarse y dejar que ese tema pasara. No era tan fácil.
—Me da vergüenza —terminó por admitir ella escondiéndose entre su ropa.
Javy la miró con una expresión de querer matarla.
—¡A dormir! —Gritó Mick antes de que Javy le dijera algo.
Las dos se acostaron, pero Javy no le dijo nada. Tal vez planeaba como llamar al tal Poynter. Eso le encantaba a ella. No era por molestarla, sino que si era algo que la había hecho feliz, ¿por qué no seguir haciéndolo?

A SUMMER LOVE: Las historias nunca tienen un final...

Como el verano comenzaba, nuevamente con el calor y el fuerte sol sobre ti. Este no era la excepción, y eso era lo que más odiaba Mick en estos momentos. Sin mencionar que era imposible poder olvidar su último verano. Y como no recordarlo cuando se asomaba a su ventana y observaba la puesta de sol donde había comenzado toda su corta y maravillosa historia.
Una de las cosas que más le molestaba era que fue demasiado corta. Y ahora no tenía forma de poder reencontrarse. Y tampoco había una persona parecida a aquel chico. Douglas Poynter. El mejor sueño que alguna vez pudo tener. Parecía un ángel con su pelo rubio y ojos azules, cada vez que se le acercaba con una de sus hermosas sonrisas que la hacían derretirse.
Esa despedida que jamás olvidaría, y que había llorado en silencio por una semana sin parar. Y cada vez al atardecer también lo hacía, solo cuando no estaba tan ocupada con sus deberes no lo hacía. Pero cualquier movimiento que se asemejaba, era algo imposible de evitar, lo recordaba, Dougie.
Sus maletas estaban a su lado. Todo estaba listo y solo faltaba una hora para salir a su nuevo verano. Su muy diferente verano.
Todos sus veranos eran iguales, solo por el estúpido campamento al que asistía. Si, al comienzo le gustaba, pero luego ya había aprendido mucho, y estaba mucho más adelantada a los demás, demasiado. Y ahora solo se divertía enseñándoles un poco a los demás. Aunque el año anterior al anterior —ya que el anterior, fue el mejor de su vida por no asistir— , había salido de una de las clases que daban, la de baile. No fue porque no le gustara, solo se había roto una pierna. Y no por accidente precisamente.
Frankie. Querida Francesca. Claro, fue accidente según ella y sus ideas. Apuesto a que estaba más que drogada. Poner un tronco del porte de un camión escondido entre unas hojas, mientras iban de excursión, seguro, eso era un accidente.
La explicación de ella: "Se tropezó con un tronquito y la tuvimos que llevar al hospital por un trauma psiquiátrico". Micaela no entendió su explicación, pero no quería escucharla. El dolor, la vergüenza y la furia que sentía en ese momento era mucho peor que preocuparse de lo que decía la señorita lógica.
Cuando su padre la hubo llevado hacia el frontis de la escuela, los nervios la consumieron. Allí estaban sus supuestas "amigas", y algunos chicos del colegio con los que no se juntaba mucho.
La puerta del auto, por desgracia, se abrió tan rápidamente que creyó que casi le dio un portazo luego, al cerrarla. El Padre la miró con una cara de reproche, pero no le duro porque se puso a reír. Se despidió con un beso y le deseo lo mejor del mundo. Ojala eso funcionara para que todo fuera bien.
Las chicas no se molestaron en mirla. Deseó que no se dieran cuenta de que había llegado, pero una de las chicas más... interesantes, la miró y comenzó a tironear el brazo de Frankie y a decirle que ella había llegado. Ella la miró con desprecio y luego le ignoró y comenzó a hablar de sus uñas, con su nuevo esmalte color puta N° 1. La chica dejó sus intentos de llamar su atención y se acercó corriendo a su lado. Ella seguía caminando hacía unas bancas que estaban cerca.
—Hola, Mick —saludo, sentándose a su lado—. ¿Como va tu vida?
—Aburrida, como siempre —Respondió encogiéndose de hombros.
—Frankie se compro un nuevo esmalte, ¿lo sabías? —Preguntó Rebeca mirando sus uñas.
Mick se preguntaba, ¿por qué deberías saberlo? No era la noticia más importante del mundo. Al menos no para ella. Tal vez si para Rebeca.
—Este año va a ser genial, igual que el año pasado —dijo ella sonando, inesperadamente, feliz—. Hay nuevos chicos. Ya sabes, el campamento al otro lado del lago, el de hombres. Como ahora tienen más cabañas, hay muchos chicos nuevos. Son hermosos —terminó casi babeando.
—Ah, me imagino que lo pasaron bien con ellos en el baile final —opinó Mick distraídamente imaginándose los mil y un chicos nuevos que habrían llegado.
—No sabes como —Rebeca sonó pícara, pero miraba a Frankie que le hacía gestos como si supiera de que estaban hablando las chicas.
A los pocos minutos llegó el bus que las llevaría al campamento Oluss. Era un gran campamento separado en hombres y mujeres. Principalmente daba clases de música, instrumentación, danza, canto, pintura o arte y muchas actividades físicas. Aunque dependía de tu comportamiento y podían darte algunas clases extras con consejos y cosas así. Era un bello lugar, muy amplio. Las dos secciones (Hombres y mujeres) se dividían por un gran lago en medio llamado del mismo modo que el campamento. Todo el terreno estaba rodeado de un bosque. Y había cercas para separar las dos zonas.
Mick se cuestionaba por qué. Los adolescentes no son tan salvajes. Además que son pocas la veces que tenían los encuentros entre los dos grupos, y donde hacían los shows y las presentaciones de arte. Todo esto daba becas para la universidad.
Mick soñaba con tener una banda. Pero sola no podía y siempre intentaba conocer a alguien con sus mismos gustos, pero parecía ser única. Todas era las típicas chicas superficiales seguidas por una abeja reina, que en este caso sería Francesca Sandford, hija de un amigo de la infancia del director del campamento. Y por supuesto, como olvidarlo, su querida madre es la profesora de danza. Ella creía que bailaba estupendamente, pero todos las chicas iban para aprender a moverse mejor... ya saben donde. Mick odiaba eso. Si, era rara cuando se comparaba con sus "amigas". Que ya habían dejado en claro que no querían a una chica como ella en sus "tropas".
Llegaron aproximadamente a las seis de la mañana. El viaje no había sido muy cómodo en los asientos de bus, pero por suerte Micaela iba sola. Como si tuviera alguna clase de enfermedad, todas las chicas la dejaron casi al final sola. Ella estuvo feliz, así no la molestarían.
Cuando asignaron las cabañas. No tenía idea de donde ir. Frankie tenía que haber hecho algo, de seguro, para cambiarla de la cabaña que siempre usaba. En cambio tuvo que ir a una que quedaba al fin del mundo. Probablemente se debería tener que levantar más temprano para llegar a tiempo a la primera clase, o a las reuniones de las mañanas.
La cabaña era un poco diferente a la otra, un poco más pequeña, por que solo tenía tres camas, pero al parecer, solo habían dos chicas en esa cabaña. Mick y otra chica más que no conocía.
Mientras ordenaba sus cosas en la cama de la izquierda, la puerta se abrió y apareció una chica de cabello castaño, del mismo alto que Mick y de tez blanca. Ella traía la maleta en la mano derecha, y la mochila en su hombro se había caído, lo que le hacía llevar más peso en su brazo. La chica se puso a reír cuando Mick la vio, lo que le subió el ánimo, que ya andaba por los suelos, de la rubia.
—Hola, Mick ¿no? —dijo la chica tirando la mochila a la cama de la derecha y dejando la maleta a un lado.
—Si —contestó un poco impresionada la rubia. Normalmente tenía que decirles a todos que le dijeran Mick—.
—Javiera —dijo apuntándose con una sonrisa—. Un gusto conocerte... nueva amiga.
—¡Si, claro! —las dos comenzaron a reír.

A SUMMER LOVE: STUPID SUMMER

A SUMMER LOVE: STUPID SUMMER
(Segunda Temporada)

PREFACIO
Micaela Buscaglia, caminaba por los pasillos de la escuela. Último día de clases y aún así la hacían correr de allí para acá. Sus amigas habían desaparecido y encontraba una tortura tener que ir al campamento con ellas de equipo. Supuestamente uno tenía que elegir, pero las chicas la tomaron del brazo y la llevaron a su grupo, sin preguntarle nada.
Ahora tenía que volver a la cafetería a buscar su libro de Química, que las chicas habían botado para hacerla inscribirse con ellas. Luego de poner su nombre ellas se fueron riendo y la dejaron allí.
El gran libro aún estaba en el piso al lado de la silla. Y la sala estaba casi vacía. Como a nadie le interesaba llevarse un misero libro de Química; ni si quiera tocarlo y levantarlo, ese seguía allí tirado, abierto, y con algunas hojas arrugadas.
Aseguró su mochila al hombro y con el libro pegado a su pecho, salió de la escuela...