Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

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19 de marzo de 2011

A SUMMER LOVE: Las historias nunca tienen un final...

Como el verano comenzaba, nuevamente con el calor y el fuerte sol sobre ti. Este no era la excepción, y eso era lo que más odiaba Mick en estos momentos. Sin mencionar que era imposible poder olvidar su último verano. Y como no recordarlo cuando se asomaba a su ventana y observaba la puesta de sol donde había comenzado toda su corta y maravillosa historia.
Una de las cosas que más le molestaba era que fue demasiado corta. Y ahora no tenía forma de poder reencontrarse. Y tampoco había una persona parecida a aquel chico. Douglas Poynter. El mejor sueño que alguna vez pudo tener. Parecía un ángel con su pelo rubio y ojos azules, cada vez que se le acercaba con una de sus hermosas sonrisas que la hacían derretirse.
Esa despedida que jamás olvidaría, y que había llorado en silencio por una semana sin parar. Y cada vez al atardecer también lo hacía, solo cuando no estaba tan ocupada con sus deberes no lo hacía. Pero cualquier movimiento que se asemejaba, era algo imposible de evitar, lo recordaba, Dougie.
Sus maletas estaban a su lado. Todo estaba listo y solo faltaba una hora para salir a su nuevo verano. Su muy diferente verano.
Todos sus veranos eran iguales, solo por el estúpido campamento al que asistía. Si, al comienzo le gustaba, pero luego ya había aprendido mucho, y estaba mucho más adelantada a los demás, demasiado. Y ahora solo se divertía enseñándoles un poco a los demás. Aunque el año anterior al anterior —ya que el anterior, fue el mejor de su vida por no asistir— , había salido de una de las clases que daban, la de baile. No fue porque no le gustara, solo se había roto una pierna. Y no por accidente precisamente.
Frankie. Querida Francesca. Claro, fue accidente según ella y sus ideas. Apuesto a que estaba más que drogada. Poner un tronco del porte de un camión escondido entre unas hojas, mientras iban de excursión, seguro, eso era un accidente.
La explicación de ella: "Se tropezó con un tronquito y la tuvimos que llevar al hospital por un trauma psiquiátrico". Micaela no entendió su explicación, pero no quería escucharla. El dolor, la vergüenza y la furia que sentía en ese momento era mucho peor que preocuparse de lo que decía la señorita lógica.
Cuando su padre la hubo llevado hacia el frontis de la escuela, los nervios la consumieron. Allí estaban sus supuestas "amigas", y algunos chicos del colegio con los que no se juntaba mucho.
La puerta del auto, por desgracia, se abrió tan rápidamente que creyó que casi le dio un portazo luego, al cerrarla. El Padre la miró con una cara de reproche, pero no le duro porque se puso a reír. Se despidió con un beso y le deseo lo mejor del mundo. Ojala eso funcionara para que todo fuera bien.
Las chicas no se molestaron en mirla. Deseó que no se dieran cuenta de que había llegado, pero una de las chicas más... interesantes, la miró y comenzó a tironear el brazo de Frankie y a decirle que ella había llegado. Ella la miró con desprecio y luego le ignoró y comenzó a hablar de sus uñas, con su nuevo esmalte color puta N° 1. La chica dejó sus intentos de llamar su atención y se acercó corriendo a su lado. Ella seguía caminando hacía unas bancas que estaban cerca.
—Hola, Mick —saludo, sentándose a su lado—. ¿Como va tu vida?
—Aburrida, como siempre —Respondió encogiéndose de hombros.
—Frankie se compro un nuevo esmalte, ¿lo sabías? —Preguntó Rebeca mirando sus uñas.
Mick se preguntaba, ¿por qué deberías saberlo? No era la noticia más importante del mundo. Al menos no para ella. Tal vez si para Rebeca.
—Este año va a ser genial, igual que el año pasado —dijo ella sonando, inesperadamente, feliz—. Hay nuevos chicos. Ya sabes, el campamento al otro lado del lago, el de hombres. Como ahora tienen más cabañas, hay muchos chicos nuevos. Son hermosos —terminó casi babeando.
—Ah, me imagino que lo pasaron bien con ellos en el baile final —opinó Mick distraídamente imaginándose los mil y un chicos nuevos que habrían llegado.
—No sabes como —Rebeca sonó pícara, pero miraba a Frankie que le hacía gestos como si supiera de que estaban hablando las chicas.
A los pocos minutos llegó el bus que las llevaría al campamento Oluss. Era un gran campamento separado en hombres y mujeres. Principalmente daba clases de música, instrumentación, danza, canto, pintura o arte y muchas actividades físicas. Aunque dependía de tu comportamiento y podían darte algunas clases extras con consejos y cosas así. Era un bello lugar, muy amplio. Las dos secciones (Hombres y mujeres) se dividían por un gran lago en medio llamado del mismo modo que el campamento. Todo el terreno estaba rodeado de un bosque. Y había cercas para separar las dos zonas.
Mick se cuestionaba por qué. Los adolescentes no son tan salvajes. Además que son pocas la veces que tenían los encuentros entre los dos grupos, y donde hacían los shows y las presentaciones de arte. Todo esto daba becas para la universidad.
Mick soñaba con tener una banda. Pero sola no podía y siempre intentaba conocer a alguien con sus mismos gustos, pero parecía ser única. Todas era las típicas chicas superficiales seguidas por una abeja reina, que en este caso sería Francesca Sandford, hija de un amigo de la infancia del director del campamento. Y por supuesto, como olvidarlo, su querida madre es la profesora de danza. Ella creía que bailaba estupendamente, pero todos las chicas iban para aprender a moverse mejor... ya saben donde. Mick odiaba eso. Si, era rara cuando se comparaba con sus "amigas". Que ya habían dejado en claro que no querían a una chica como ella en sus "tropas".
Llegaron aproximadamente a las seis de la mañana. El viaje no había sido muy cómodo en los asientos de bus, pero por suerte Micaela iba sola. Como si tuviera alguna clase de enfermedad, todas las chicas la dejaron casi al final sola. Ella estuvo feliz, así no la molestarían.
Cuando asignaron las cabañas. No tenía idea de donde ir. Frankie tenía que haber hecho algo, de seguro, para cambiarla de la cabaña que siempre usaba. En cambio tuvo que ir a una que quedaba al fin del mundo. Probablemente se debería tener que levantar más temprano para llegar a tiempo a la primera clase, o a las reuniones de las mañanas.
La cabaña era un poco diferente a la otra, un poco más pequeña, por que solo tenía tres camas, pero al parecer, solo habían dos chicas en esa cabaña. Mick y otra chica más que no conocía.
Mientras ordenaba sus cosas en la cama de la izquierda, la puerta se abrió y apareció una chica de cabello castaño, del mismo alto que Mick y de tez blanca. Ella traía la maleta en la mano derecha, y la mochila en su hombro se había caído, lo que le hacía llevar más peso en su brazo. La chica se puso a reír cuando Mick la vio, lo que le subió el ánimo, que ya andaba por los suelos, de la rubia.
—Hola, Mick ¿no? —dijo la chica tirando la mochila a la cama de la derecha y dejando la maleta a un lado.
—Si —contestó un poco impresionada la rubia. Normalmente tenía que decirles a todos que le dijeran Mick—.
—Javiera —dijo apuntándose con una sonrisa—. Un gusto conocerte... nueva amiga.
—¡Si, claro! —las dos comenzaron a reír.

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