Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

CUALQUIER CANCIÓN QUE BUSQUEN Y QUE NO LA TENGAN, LA PUEDEN PEDIR. HARÉ LO QUE PUEDA PARA SUBIRLA LO ANTES POSIBLE.

Más abajo puedes buscar las traducciones por grupo. Para algún cantante solista que se encuentre en algún grupo hay que buscar por el nombre del grupo y abajo de éste se encontrarán los integrantes de los que haya traducciones.

Para alguna canción en especial recomiendo usar la herramienta de buscar que está arriba de Bitto (Sí, antes era Jackson y sí, es el del icono xd).

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27 de junio de 2010

spring in autumn: capítulo treinta y dos

Capitulo 32:

El agua estaba congelada y traté de salir de inmediato. Afuera pude escuchar las risas de los demás y las mías también se mezclaron, a mi lado vi la cabeza de Chris, por primera vez sin gorro. Se le había perdido en el fondo de la piscina y lo buscó de inmediato. Tenía el pelo un poco ondulado, nada malo para que lo ocultara, pero bueno, era su estilo.

Traté de salir del agua, pero el vestido se volvió tan pesado que me era imposible moverme. Y los tacos tampoco me ayudaban. Chris había encontrado su gorro y se lo había puesto nuevamente. El se movió más rápido que yo y me ayudó a salir. Terminamos acostados en el pasto mirando las estrellas que comenzaban a disiparse mientras salía el sol. ¿Salía el sol?

Me levanté de inmediato pero con dificultad y me acerqué a Mimi que ya no se reía.

-Creo que ya es tarde –ella sacó su teléfono y miró la hora. Eran las seis de la mañana.

-Si, será mejor que nos vayamos.

-Creo que me voy a enfermar –Mimi rió y se acercó Danny a nosotras.

-¿Se tiene que ir? –pregunto. Había estado lo suficientemente cerca como para escuchar nuestra conversación. Nosotras afirmamos con la cabeza- ¿Las llevo?

-Bueno, Harry dijo que nos iba a llevar. No se donde estará.

-Espérenme.

Danny se desapareció al entrar a la casa. Chris se nos acercó estrujando su ropa y al vernos nos pusimos a reír.

-Lo siento –le dije aún riendo.

-No te preocupes –me sonrió.

-Fue culpa de ustedes. Se los advertí.

-Entre tantos gritos no se escuchó nada –Chris de encogió de hombros y yo reí.

Danny se acercó corriendo a nosotros con una sonrisa y con las llaves del auto de Harry en su mano.

-Vamos –dijo tomando aire por la corrida- ¿Chris te llevó?

-Aprovechas que tienes auto –rió él-. Que miedo, pero bueno, o sino no voy a llegar nunca.

Nos encaminamos a la salida y pudimos ver a Jazmine riendo con unos amigos.

-Estuvo muy buena la fiesta, Jazz –le dijo Mimi sonriendo.

-Ahora si las dejo irse –rió ella- Tienen que venir a la próxima.

-Si es que nos dejan hacer otra después de esto –agregó Dougie sorprendiéndonos por detrás.

-Cierto –afirmó su hermana.

Afuera sonó una bocina y supimos enseguida que eran Danny y Chris que no estaban por ningún lado. Me despedí de Jazmine y unos amigos que estaban por allí y luego de Dougie que seguía conversando con Mimi, así que me fui a esperarla al auto. Allí estaban los chicos escuchando Knock you Down, me agregué a ellos cantando y actuando la canción. A los cinco minutos volvió Mimi con una sonrisa de oreja a oreja. No le quise preguntar enseguida, pero al llegar a la casa era seguro que la interrogaría. Ella me entregó una toalla que le había pasado Douglas para que me secara y Chris empezó a pelearse conmigo para que se la entregara.

-¡No tu eres hombre! ¡Tú puedes sufrir! –le decía tirando de la toalla y mojando a Mimi con mi pelo.

-¡Ya deténganse! –gritaba ella entre risas.

-¡No! ¡Yo tengo más frío que tú! –decía Chris tirando con más fuerza.

-¡Ya! O vamos a chocar –nos detuvo Danny con su cara de hombre de bien que no convencía a nadie por lo que todos nos pusimos a reír otra vez.

Al final yo me apoderé de la toalla y con ella me sequé el pelo. Ya eran casi las seis y media, no dormiríamos nada. Además tendría que hacer el aseo esta tarde.

Los chicos nos dejaron a la vuelta de la casa, ya que mi madre no sabía nada de la fiesta. Ni loca llegaría por la entrada.

Danny nos abrió la puerta como un galán. Nosotras no pusimos los abrigos que habíamos dejado allí antes de la fiesta y salimos. Había caminado unos cinco metros cuando me doy cuenta que aún tengo la toalla en las manos.

-Esperen, ya vuelvo –les dije a los dos y volví al auto donde estaba Chris.

-Toma, ahora puedes cercarte.

-Buff, ya me sequé en todo el camino –rió el bromeando, ya que todavía su pelo goteaba un poco. Debería haberse sacado el gorro pero él no quería.

-Nos vemos –me dijo y me dio un beso en la mejilla y aceptó la toalla.

Corrí donde los chicos que habían caminado mientras yo devolvía la toalla. Ni si quiera me esperaron.

-¿Qué hacían? –dijo en tono pícaro Mimi, molestándome ya que estaba allí Danny y yo le seguía la corriente.

-Nada –rodé los ojos inocentemente.

-¿Así se dice ahora? Nada, jumm –se quedó pensando ella y yo me puse a reír.

-Si, así se dice ahora.

Danny solo nos miraba en silencio y con una sonrisa disimulada.

Saltamos la pandereta, a lo que Danny nos ayudo. No quiso que nos pasara nada así que nos acompaño hasta el balcón. Los tres subimos por la escalera y Mimi abrió la ventana, luego entró por el pasillo y abrió la puerta de la habitación con la llave que habíamos escondido en el masetero.

-Astutas –dijo Danny riendo.

-Así somos –dijo Mimi moviendo su pelo en forma de “soy la mejor” y luego se puso a reír, se despidió de Danny y luego entró.

Yo me volteé y vi a Danny frente a mí.

-Lo pase bien –le dije sonando estúpida. Lo sabía.

-Si, yo también. No sabía que eras tan loca –rió y yo me hice la ofendida y le pequé en el hombro-. No te preocupes, me gustan las locas.

Le dí una tímida sonrisa y miré sus ojos azules.

-¿Yo te gusto? –le pregunté inconcientemente.

-Si –susurró él y creí derretirme en ese mismo momento.

-¿Puedo besarte? –su pregunta me sorprendió tanto que no supe que decir. Miré sus ojos y me percaté que miraba mis labios, bajé la mirada a los suyos y reí de los puros nervios.

-Claro –le sonreí.

Él se me acercó y desapareció la distancia entre nosotros. Sus labios eran suaves y me besó delicadamente como si fuera la criatura más delicada de todo el mundo. Su mano se apoyó en mi cintura y la otra tocó mi mejilla y levantó mi barbilla.

Me sentí en las nubes, incluso más allá de ellas. En el espacio, sin gravedad, flotando.

Se separó solo un poco rozando mis labios y luego me sonrió. Yo hice lo mismo.

-¿Ya estoy perdonado? -me dijo él.

-Solo me estás usando -le dije entre broma y en serio.

-No, estuve esperando toda la noche para poder hacer eso.

-¿Toda la noche?

-Bueno, desde ese día que te ví en el parque -el me sonrió tomando mis manos-. Desde ese momento que he esperado decirte lo hermosa que eres.

Me alejé sonrojada y entré a la casa aún sonriéndole. Era tan perfecto.No entiendo como le podría estar gustando yo.

-¿Nos vemos mañana? -preguntó él.

Me despedí con la mano, sonriendole y cerré la ventana con las cortinas y luego llegué a la habitación donde Mimi ya se había quedado dormida en su saco de dormir, debía estar muy cansada y yo igual, por lo que la imité, pero con una sonrisa en mi rostro. No se que respuesta había tomado él para mi sonrisa. Pero era más que seguro que era un sí.

22 de junio de 2010

spring in autumn: capítulo treinta

Si, me aburri de poner el nombre en inglés además que se me olvidó como se decía treinta en inglés.Thirty, ¿era así? Da lo mismo al final. El punto es que es este el capítulo 30! y la entrada 81! No sabía que podía escribir tanto. Esta semana me dió la inspiración divina -como dice la Nikki- así que me puse a escribir. Ya viene un cap dedicado para tí, Mimi. Espera y vérás :D

Capítulo 30:
Todos rompieron en carcajadas y Tony miró a cada uno queriéndolo matar en ese mismo momento, pero solo se desquitó con el más cercano que estaba. Con Mimi decidimos volver a la habitación. Este juego me estaba gustando. Siempre fue algo aburrido entre amigas, pero con chicos las cosas se ponían más locas. Ellos eran más locos.

Estábamos por subir las escaleras cuando se nos une Dougie que todavía se venía riendo.

-Es loco tu amigo –le dije a Dougie subiendo las escaleras.

-Si, siempre lo ha sido. El pequeño Lil Chris siempre parece una ángel hasta que está con amigos.

-¿Se conocen hace mucho? –le preguntó Mimi uniéndose a la conversación.

-Si, somos conocidos desde pequeños. Solía ir a mi casa a jugar play station y molestar a Jazmine, ya esta muy grande para lo primero, según él, pero todavía la sigue molestando. Ya vez por qué no le hizo caso cuando le gritó.

Nosotras reímos. Douglas estaba más relajado, tal vez porque era de noche y todos se vuelven más locos de noche, o porque tenía más confianza con Mimi. Supongo que estuvieron conversando mientras yo estaba afuera con Danny… Conversando.

Al llegar vimos a Chris acostado en la cama de Jazmine con un cuaderno entre sus manos. Parecía concentrado leyendo hasta que nos escuchó.

-¿Está muy enojada? –preguntó a la vez que escondía el cuaderno debajo de la almohada, Creo que no era solo un simple cuaderno, si no que el diario de Jazmine. Bueno, nadie lo sabría si nadie se lo dice.

-Si, los está retando a todos por romper un florero en la pelea que se armo con Tony y Oliver.

-Excelente –dijo Chris y sonrió con cara maliciosa-.

Se escuchó como se rompió un vidrio y Dougie nos miró preocupado. Se disculpó y fue a mirar, ya que también era su casa después de todo.

-¿Tu eres la tan famosa Javy? –preguntó Chris mirándome. En serio parecía un ángel, solo hasta que llegaran sus amigos.

-Supongo que si –reí.

-Danny habla mucho de ti –dijo riendo.

-¿En serio? –pregunté desconcertada. Soy solo una chica aburrida, no hay mucho de que hablar sobre mi.

-Le robas el sueño –rió Chris-. El otro día te mencionaba dormido.

Miré a Mimi y me puse a reír. Jones estaba cada vez más loco.

Probablemente estaba preocupado de que yo fuera a decirle a alguien su secreto y por eso no dejaba de pensar en mí. ¿Qué otra razón tendría para pensar en mi?

Al tiempo llegaron los demás entre risas y enojos de parte de los dueños de casa, pero lo olvidaron todo cuando reanudaron el juego. Chris quiso retarme a mi y yo pedí verdad.

-¿Eras tú la chica de la que se habla que pasó dos semanas con Jones en el campo?

Lo miré y me largué a reír. Estaban muy informados por estos lugares. Al parecer Danny no era un chico cualquiera.

-Si, pero déjame explicar.

-Uuuh –dijo el niño al lado de Chris esperando la respuesta impaciente, por lo que el chico le pegó para que se calmara.

-Explícate –dijo mirándome a los ojos.

-Sus padres invitaron a mis padre a pasar dos semanas a su campo, yo no quería ir pero al final me obligaron. Y realmente no fue muy divertido. Nada pasó –acabé diciendo para que unas chicas se rieran.

-Yo hubiera aprovechado –dijo una amiga de la cumpleañera y las chicas a su lado comenzaron a lanzar risitas.

-Es que es Danny Jones. No es cualquier hombre –dijo una de sus amigas dándole la razón.

-Tienes suerte, Javy –dijo otra chica mirándome-. Lo que daría por tener a Danny a mis pies.

Yo reí y dije –No lo tengo a mis pies, en realidad. Solo somos amigos… supongo.

-Ese supongo me hace dudar –dijo en tono burlón Chris colándose a la conversación de chicas.

Después yo reté a Dougie y eligió verdad. Le pregunté si le gustaba alguien y de reojo miré a Mimi que se puso colorada. El respondió que encontraba bonita a alguien, pero todavía no la conocía muy bien, pero que estaba en eso. Yo me reí e imagine la pareja que haría mi mejor amiga con el amigo de Danny. Se verían tan tiernos juntos que me moría de ganas que así fuera.

Dougie le preguntó al chico que estaba a un lado de Chris que se llamaba Tyler. Él, al igual que su amigo, pidió penitencia y fue tomarse lo que quedaba de la fuente de ponche. El se puso a reír y aceptó. Unas chicas fueron a buscar la fuente y cuando volvieron Tyler se preparó para cumplir con su penitencia y lo hizo de maravilla. Se lo tomó todo al seco y luego, con ayuda de Chris, volvió a sentarse. Se veía que había quedado mareado, pero seguía hablando normalmente y haciendo bromas. Después la cosa se volvió más loca que antes. Hubieron muchas más penitencias y terminamos volviendo al primer piso y allí seguimos con el juego. Se nos unieron más chicos y chicas y entre ellos Tom y Gio, su novia, y Danny que me abrazó cuando me vio.

-Te me perdiste –dijo rodeándome con sus brazos y apretándome fuerte contra su cuerpo.

-Relax, Jones. No me ha pasado nada –dije divertida. Pude ver a Chris riendo en una esquina haciendo un corazón en el aire y poniendo cara de enamorado. Yo solo le saqué la lengua y respondí el abrazo de mi amigo.

Minutos después retomamos el juego volviéndose aún más loco. De repente le tocó el turno a Danny y respondió verdad.

-¿Cuál es la verdadera razón de por qué terminaron con Olivia? –preguntó una chica morena que reconocía de antes cuando me preguntaron sobre él y dijo que él no era un hombre cualquiera.

Yo me quedé mirando a Danny con el ceño fruncido. Nunca me dijo que había terminado con ella. ¿Cómo al comienzo de la fiesta estaban juntos? Que raro es el mundo. O sea que Danny perdió la beca y todo… pero…

-Se podría decir que en realidad me estaba usando y me cansé de eso. Así que la dejé –se encogió de hombros como si hubiera sido la respuesta más obvia del planeta.

Unos amigos le encontraron toda la razón, otros le preguntaron por qué lo estaba usando, pero Danny se negó a contestar porque solo era una pregunta.

Era el turno de él de preguntar y como era de esperarse me miró a mí y me pregunto ¿verdad o penitencia? Quise cambiar, ya que todas las mujeres solo elegían verdad, así que cuando dije penitencia los chicos me quedaron mirando con los ojos como platos.

-¿Estás segura? –preguntó preocupado Lil Chris. Si, bueno, tanto lo nombraron así que también se me pegó. Era muy simpático este niño.

-Claro –les dije a todos mirándolos.

Danny los llamó para que se reunieran para elegir una penitencia “apta para mujeres” según el criterio de ellos y al separarse se me quedaron mirando. Eso si que daba miedo. Unos se pusieron a reír y me ordenaron levantarme. Así lo hize y de inmediato se acercaron a mi y me sujetaron de los brazos y me empujaron hacia el patio. ¿Qué iban a hacer? Me preguntaba preocupada, solo hasta que vi lo que tenía en frente. Una gran piscina para mi sola. Agua helada que te llegaba como cuchillos hasta los huesos. Si, era hermoso.

Me resistí lo más que pude, pero eran siete chicos contra solo una mujer. ¿Por cierto dije que ya casi todos se habían ido? Solo quedaba un grupo de unos veinte, donde eran mayoría chicas que iban a quedarse a dormir en la pijamada. ¡Qué pijamada ni que ocho cuarto! ¡Ya estaba por salir el sol!

Al final unos chicos ya no podían respirar de la risa que tenían con los comentarios de otros, que dejaron de empujarme y solo quedaron unos tres de los que puse sujetarme de un poste antes de que me llevaran más cerca de la pscina. Pero no sirvió de nada ya que Danny tomó mis manos y las separó fácilmente. Miró a Chris que le sonrió maliciosamente, como siempre lo hacía antes de hacer algo malo y luego se acercó a mí. Me tomó como su fuera un saco de papas –no tenía idea que tuviera tanta fuerza- y me tiró fácilmente al agua. Al menos tuve la alegría de pensar que caía en un mar de estrellas y aparte de que no me quise soltar de Chris y lo llevé conmigo.

¡Disfruta del baño Chris! Con cariños de Javy :)

21 de junio de 2010

spring in autumn: chapter twenty nine

Estuvimos casi toda esa noche conversando sobre cualquier cosa. Gustos, intereses.

-¿Cuál es tu color favorito?

-Azul ¿y el tuyo?

-Me gusta el verdes pistacho y el morado. No me hagas elegir entre esos dos.

Volteó su cabeza y me miró riendo.

-¿Dónde naciste? -me preguntó.

-Aunque no lo creas en New York.

Danny me miró con los ojos como platos. Estaba actuando claro está, pero me hizo gracia.

-Con razón tienes ese acento americano.

-¿Dónde naciste tú?

-En Bolton.

-Bolton -repetí y sonreí para mí misma-. Tienes un acento de venir de Bolton.

Él me miró y se puso a reír.

-¿No crees que ya se está haciendo tarde? –miró su reloj y efectivamente, era muy tarde. ¿Cómo pasó el tiempo tan rápido?

-Voy a buscar a Mick.

-Te acompaño.

Me tendió su mano para ayudarme a levantarme, le sonreí y la acepte. Dentro todavía estaba la música fuerte, pero había menos gente, aunque de todos modos había harta. Vi a Mimi sentada sola en la barra y me acerqué de inmediato a ella con Jones siguiéndome a mi espalda.

-¿Cómo estas? –le pregunte. No parecía estar muy bien que digamos. Tenía ojeras en sus ojos y el pelo revuelto, parecía como si se hubiera peleado con alguien.

-En realidad, estoy mejor de lo que me veo –me sonrió y se levantó de la silla. Miró a Danny detrás mío saludando a alguien y luego me observó a mi preguntándome con su mirada.

-Si, todo está bien. Creo que ahora tengo un nuevo amigo –le sonreí con sinceridad.

-¿Se van? –preguntó la cumpleañera saliendo de la nada.

-Bueno, si no podemos llegar demasiado tarde –dijo Mimi.

-Vamos, quédense un rato más. Viene la mejor parte.

Nos tomó a ambas de los brazos y nos encaminó por la escalera hasta un cuarto que al parecer era el de ella. Allí estaban unos chicos que no había visto, pero que eran muy lindos. Entre ellos estaba Douglas conversando con otra chica. Unas amigas de Jazmine al verla se levantaron con una sonrisa en sus caras.

-¿Empezamos el juego?

Preguntaron las chicas y se pusieron a reír. Jazmine nos indicó que nos sentáramos en el suelo junto a unos chicos que nos presentó.

Encendió la radio y comenzó a sonar una música que recordaba de mi encierro (esta).

Los chicos se nos pusieron a conversar, eran simpáticos en realidad.

Luego, a los minutos, Jazmine los hizo callar a todos y una amiga a su lado habló.

-Bueno, ¿listos para jugar verdad o penitencia?

Con Mimi nos quedamos mirando con los ojos bien abierto. Era solo un juego ¿Qué más podría pasarme? Miré a mi alrededor y solo pude ver a Harry y Dougie, que eran los únicos conocidos que estaban allí.

-Bien, empieza tu Jazmine, elige a alguien.

Jazmine nos miró a todos con una sonrisa divertido y apuntó al chico que estaba al lado de Mimi, Fernando.

-Fernando, ¿verdad o penitencia?

En su cara se dibujó una sonrisa y respondió:

-Verdad.

Un coro de “uuuh” se hizo a nuestro alrededor por lo que reí.

-Hace un rato estabas bailando con Lauren y parecían mucho más que amigos, dime ¿te gusta?

Fernando lanzó una risa y la miró.

-No, solo era diversión.

-¡Chan! –dijo el chico a mi lado lo que sacó las risas de todos a nuestro alrededor.

-Me toca –dijo Fernandoh y todos volvieron al silencio- Tu Chris que tanto quieres hablar –miró al chico a mi lado que todavía se reía. Tenía una sonrisa muy tierna y parecía como de quince años-. ¿Verdad o penitencia?

-Penitencia –respondió seguro el chico y su amigo a su lado lo codeó riendo.

-Bien… Te desafío a bajar al primer piso y tirarle un vaso de cerveza a Tony en la cara.

Las risas se escucharon de inmediato y el muchacho a mi lado se levantó y abrió la puerta. Todos en la habitación se levantaron también para ver la escena que ocurriría y con Mimi no nos quisimos quedar atrás. Salimos corriendo a la siga del chico que ahora podía ver con más claridad que en la habitación donde solo alumbraba la luz del foco de afuera y una pequeña lámpara en una mesita de noche, ahora se podía ver que el chico era un poco más alto que yo. Tenía el pelo un poco ondulado y oculto bajo una gorra. Aún tenia cara de niño, pero no se comportaba como uno.
Bajaron las escaleras deslizándose en el pasa manos y se encaminaron a la barra. No pidieron nada si no que tomaron el primer vaso que encontraron y se lo pasaron a Chris volteándole un poco a él que solo se rió y buscó al tal Tony. Era un chico más alto que él, pero se había sentado y estaba tratando de conquistar a una chica. Ella lo miraba y reía. Chris caminó detrás de el y se escondió detrás de un sillón.

-¡No ensucien! –gritó Jazmine tratando se hacer sonar su fina voz entre la música, pero ya era tarde porque Chris le había tirado todo el vaso en la cabeza de Tony y ese miró para todos lados entre sorprendido y furioso. La chica a su lado se alejó de inmediato y Chris desapareció de repente.

spring in autumn: chapter twenty eight

-¿Que pasa? –preguntó la chica de la que nunca le pregunté el nombre.

-No, nada. ¿Qué piensas de Danny?

-Bueno, que es realmente sexy –rió-. Pero no se si podría confiar en el.

-Pienso lo mismo –afirmé con la cabeza a la vez que tomaba lo que me quedaba de bebida.

Miré entre la gente y pude ver a Mick bailando con Dougie en medio de la pista. Parecían tímidos, pero a la vez sus miradas decían mucho más de lo que expresaban sus cuerpos.

-¿Es amiga tuya? –me preguntó la chica mirando a Mimi.

-Si, lo es. ¿Has escuchado algo sobre ella? –pregunté riendo. Ella me miró y contesto:

-No, nada sobre ella –sonrió.

Al rato me levanté de la silla porque Harry me invitó a bailar. Mientras bailábamos estuvimos conversando.

-¿Recuerdas ese día en la cafetería? –preguntó Harry cuando comenzó a sonar una canción más lenta por lo que estábamos mas cerca y era más fácil conversar.

-No me lo recuerdes.

-Bueno, pero déjame decir algo antes –rió él.

-Dime.

-Perdón.

Alcé la mirada hacia sus ojos azules que parecían sinceros. El me sonrió y se explicó.

-Ese día te dije algo feo y que probablemente es mentira. Asi que lo siento si te herí, en serio.

Harry me abrazó con fuerza esperando mis disculpas, por lo que yo reí.

-Estas disculpado.

-¿Por qué cuando te hablé en la tienda me escuchaste? –preguntó él alejándose ya que había comenzado a sonar música más movida.

-No te reconocí. Así que tienes suerte de que tenga mala memoria.

De repente me distraje mirando hacia otro lado y al volver a ver al frente y no me encontré con Harry, si no que estaba otro chico parado frente a mí con una sonrisa.

-¿Se te ofrece algo? –pregunté secamente.

-Estás hermosa –me dijo mirándome.

-Eso no funciona –le dije. Este chico me estaba hartando. No necesitaba a alguien detrás de mí en este momento. Salí hasta el patio y me encontré con Mick conversando con una chica que parecía reconocer del colegio. Claro, eso Rachel.

-Holas, chicas –las saludé- ¿Cómo la están pasando?

-Excelente –respondió Rachel con una sonrisa de oreja a oreja.

-Bien –dijo Mick con menos entusiasmo.

-¿Qué pasó? –le pregunté a Mick.

-Bueno, nada grave. Solo que no pasa nada con Douglas –respondió mirando el piso.

-Mimi, no te preocupes por eso. Es solo que es tímido y también tú. Calma, se nota que le gustas –le sonreí.

-¿Y tu como estás?

-Escapando de… -miré a Mimi que miraba detrás mió y me callé de inmediato.

-¿Escapando de mi? –Era Danny. ¿No se cansaba?

-No, Jones. Por si no sabía no eres el único en este mundo –lo miré cansada.

-Bueno, pero me podría quedar aquí por si esa persona de quién escapabas regresa.

Rachel lo encontró lo más tierno que había visto y luego se puso a reír. Un chico vino a buscarla y se fueron y Mimi sintió que tenía que dejarnos solos. Le suplique que se quedara, claro en el oído, pero justo vio a Dougie que le sonreía desde adentro y no la pude detener.

-¿Y quien era ese chico que te perseguía? –preguntó Danny sentándose a la orilla de la piscina. Yo lo miraba desde una silla desde unos dos metros más atrás.

-En realidad no tengo idea –me quedé mirando el cielo un rato, escuchando canciones que conocía y tarareándolas en voz baja.

-¿Confías en mi?

Jones me sorprendió con su pregunta. Lo miré, pero el estaba distraído mirando el agua de la piscina.

-¿Por qué lo preguntas?

-Es solo que… si llega ese chico ¿confiarías en que yo te cuidaría?

Bueno, sonaba como una pregunta bastante estúpida, pero entendía a que se refería.

Aunque estuviera enojada con él y llegara alguien a molestarme, ¿pediría su ayuda? ¿o lo apartaría de las cosas? Pero primero ¿Por qué estaba enojada con él? ¿Por no poder decir la verdad? Bueno, eso también era estúpido. Yo sabía que no era tan fácil como llegar y decirlo, había muchas cosas que influían. Yo era más bien estúpida. No tenía razón para enojarme con él. No tendría razón para desconfiar de él, después de todo el confió al decirme la verdad de su vida. Me confió su más grande secreto. Y yo le pago enojándome con él y no creyéndole nada. Entendía que estuviera herido, pero aún así el seguía acercándose, queriendo conversar conmigo.

Danny me miró por la larga espera que lo hice pasar.

-Te entiendo, no necesitas responderme.

Pero lo callé abrazándolo. Danny no esperó tal respuesta, pero al sentirme sonrió y dio un gran suspiro.

-La pregunta sería ¿Tú confías en mi?

Danny me miró. Tomó mi cara entre sus manos y me miró directo a los ojos. Era hermoso. Sus ojos eran hermosos.

-Aún confío en ti.

-Yo si fuera tú, no confiaría en mí –bajé la cabeza haciendo que Danny también bajara sus manos de mis mejillas.

-¿Me estás diciendo que no tengo que confiar en ti?

-No, y-yo… -No tenía idea de cómo defenderme por lo que salí de todo el enredo con otra cosa-. Piensa lo que quieras.

Danny rió e hizo que yo también lo hiciera. Nos quedamos un rato mirando las estrellas reflejarse en el agua con la música de fondo. De repente nos reíamos con algunos gritos que venían de la casa y nos mirábamos. Conversamos sobre temas nada que ver. Pero llegamos a conocernos más en esa noche.

spring in autumn: chapter twenty seven

No se si mencioné en el ultimo capítulo que desde ahora está narrado desde el punto de vista de Javy, así que ahora lo digo. Antes que alguien se enrede xD

La tomé de la espalda y cerré la puerta rápidamente. Conozco a mi mamá y ella va a entrar sin pedir permiso así que le tiré a Mimi el saco de dormir y ella se metió adentró mientras yo me metía en otro y prendía la tele y tiraba los cojines al suelo. Por suerte no había ningún vestido sobre la cama.

—¿Qué hacen? —preguntó mi mamá asomando la cabeza y mirándonos.

—Mirábamos tele —le respondí.

—Mañana tienes que hacer aseo. El piso está lleno de brillo. ¿Por qué está lleno de brillo? —preguntó mi mamá y yo miró a Mick. Ella se aclaró la garganta y respondió:

—Estuvimos haciendo un póster con brillos y se nos calló. Ya conoce esas ideas de decorar que tiene Javy—le sonrió a mi mamá mientras me pegaba en un hombro arreglándome el pelo para que no se vieran las tiras del vestido.

—Ah… Mañana que no se te olvide el aseo —y dicho esto salió de la pieza y bajó la escalera.

Ordenamos las cosas y dejamos la tele prendida. Fuimos hasta las escaleras a gritarles “Buenas noches” y que no nos molestaran que estábamos mirando una película y después tomamos unos abrigos largos que guardaba en mi closet y salimos por el balcón, dejando en la planta una llave escondida y todo cerrado. Me sorprendí cuando al doblar una de las calles me encontré con Harry afirmado en un poste de luz con un terno negro con unas finas rayas grises.

—¡Harry! —le grité y Mick me quedó mirando. Ella no lo conocía. El chico me miró y luego una sonrisa se dibujó en su cara.

—Hola, Javy —me saludó con un abrazo. El entendía mi historia.

—Ella es Mick, mi mejor amiga —le presenté a Mimi que estaba tiritando de frió y pudo decir un débil “hola” con una sonrisa.

—¿Dónde van? —preguntó Harry.

—A la fiesta de Jazmine —respondió Mick con más fuerza— Dougie nos invitó.

—Te invitó —le corregí.

—Nos invitó —volvió a decir y Harry rió antes nuestra pequeña pelea.

—Yo también voy allá. Estoy esperando a mi primo… el tiene las llaves —señaló a un chico que iba saliendo de la casa.

—¿Aquí vives? —le pregunté.

—Si, nos mudamos hace poco.

—Javy vive a dos calles —dijo Mick de repente.

—A la vuelta las podemos ir a dejar —se ofreció Harry cuando su primo llegó a su lado y nos presentó.

—Claro —miré a Mimi que afirmaba con la cabeza.

Luego Harry nos llevó a la fiesta que en realidad Mick no tenía idea donde quedaba la casa. Y cuando bajamos me vinieron los nervios. Habían unas pocas personas en la entrada conversando y una chica con un vestido dorada iba saludando a todos. Harry nos dijo que dejáramos los abrigos en el auto y después nos encaminamos hasta la niña que saludaba.

—¡Harry! —gritó y lo abrazo feliz.

—¡Jazmine! Feliz cumpleaños, pequeña —le dijo Harry—. ¿Cómo están los regalos?

—No lo sé, más me interesa la fiesta —rió Jazmine y luego nos miró sonriendo. Era hermosa con su pelo largo y ondulado con unos adornos de piedritas brillantes en el pelo.

Ella nos saludó y nos invitó a pasar. En la entrada nos encontramos a Doug hablando con Tom.

-Hola chicas, ¿como están? –nos preguntó animado Tom cuando nos saludó de beso en la mejilla a ambas.

-Bien, gracias ¿y ustedes? –preguntó Mick mirando en especial a Doug que parecía más tímido. Bueno siempre pareció tímido, pero ahora más. Y no paraba de mirar a Mick.

-Bien, también –respondió Tom por los dos.

La música retumbaba por las paredes. La gente bailaba como loca y con cualquiera que estuviera solo. Todos parecían conocerse. Pude ver un par de veces a Danny dando vueltas por el lugar en compañía de Olivia, pero no me fijé mucho en él, en realidad no tenía ganas de mirarlo. Así que para distraerme fui hasta la barra y pedí una bebida, esperando allí también estaba una chica morena que miraba distraída a la gente. De repente se voltea hacia mí y parece reconocerme.

-¿Eres Javiera? –pregunta ella en medio de la música.

-Si, soy yo, ¿nos conoces de algún lado? –le pregunté aturdida y luego recordé la página de Internet y las semanas que pasé encerrada por esa causa. Era demasiado estúpida.

-Si, yo te conozco, pero tu no a mi.

-Entiendo –le dije y ella me sonrió.

-Yo también odio a Olivia. Se cree la reina del universo –le entregaron su bebida y jugo con la pajilla antes de tomar de ella. Unos segundos después me entregaron la mía. Estuvimos conversando un buen rato allí, sentadas en la barra. La conversación iba bien hasta que no sé de donde salió el tema de Danny.

-En realidad escuché que se corre el rumor de que Danny estuvo engañando a Olivia.

Casi me atraganto con la bebida. Vamos, Daniel es todo un jugador en este tema.

-Estuvo como dos semanas ausente y se cree que salió de vacaciones con sus padres y allí estuvo con una chica. No se sabe quién es. En todo caso, no creo que te interese mucho el tema después de lo que pasó.

-No, está bien. Igual me gusta estar informada –le sonreí y era cierto. Pero… dos semanas fuera fueron las que pasaron en el campo, por lo que esa chica ella yo-. No puede ser.

Predico un Alboroto 17

Al volver del viaje las cosas habían cambiado.
Max ya no se habla con Kath y eso ya todo el mundo estaba enterado.
Los tres amigos volvieron a ser más unidos. Sue, Colin y Max siempre estaban juntos divirtiéndose, de repente también se unía Collie que era la amiga más próxima que tenía Sue.
Los meses pasaron rápido entre todos los trabajos, por lo que Max estaba preocupado. No había tomado atención en ninguna clase y al dar las pruebas le había ido mal. Su cabeza estaba siempre entre las nubes o si no estaba demasiado feliz como para tomar atención y se distraía fácilmente haciendo cambiar de tema al profesor. Ya todos lo conocía como el payaso de la clase y él no negaba que lo fuera.
Colin había estado conversando más con Collie que se mostraba muy amigable con él, por lo que siempre eran tema de burla desde Max. Ellos se ponían colorados, pero no decía nada. Sue se reía y les decía que harían una linda pareja y que no tenían que tomar en cuenta los comentarios de los pesados, refiriéndose a Max que la miraba con el seño fruncido.
-¿Puedo ser el padrino de boda cuando se casen? -soltó Max y la pareja casi se atraganta con la comida. Sue le pegó en el hombro y lo hizo callar.
-Si sigues molestándolos yo te molestaré a ti -lo amenazó ella y el chico se puso a reír.
-¿Con que me vas a molestar? -inquirió tomando un poco de bebida.
-Con...
-Con Rose -dijo una chica desde atrás. Era Kath que les sonreía maliciosamente. Ella ya no se juntaba con ellos, pero siempre que podía se burlaba de Max en clases, riéndose de que no sabía las respuestas o de que le iba mal en la mayoría de las pruebas, logrando salvar solo algunas, pero eso no era suficiente.
Esta vez Max la miró sorprendido. El nunca le había hablado a nadie sobre Rose, eso solo lo conocía su familia y sus amigos de Portland. ¿Cómo podría saberlo ella?
-No me molesta que me hablen de ella -dijo el chico mirándola sin temor. La rubia le sonrió y continúo hablando sobre su ex.
-Me contaron que tiene un novio en Irlanda. Que están juntos desde que ella volvió. Comenzaron una relación a las pocas semanas y se olvidó de inmediato de ti. Al parecer no eres importante.
Max la ignoró y siguió comiendo en el silencio de sus amigos. Todos quedaron impresionados ya que o sabían que Max había tenido una novia, ni que ella lo había dejado. Kath se rió y se fue con sus amigas diciéndole a Max.
-Que tengas un lindo día, Maxy. Espero que subas tus notas, sería una lástima que quedaras repitiendo. O tal vez así tus padres te lleven a otro lugar... tal vez te lleven a Irlanda a estudiar.
Pero aún así él no la miró. Ignorarla había sido difícil. Y le enfurecía que dijera algo que no era cierto, hacía creer otras cosas.
¿Cómo se llegó a enterar?
Esa preguntar le recorrió la mente en todo el día. Estuvo distante y Sue no quiso sacarlo de su burbuja por miedo a que estuviera enojado. Esa tarde al salir del colegio, como era viernes, decidieron ir a dar una vuelta por la plaza. Solo quedaba una semana para salir de vacaciones de invierno, por lo que todos estaban tranquilos, ya que no tenía trabajos que hacer ni más pruebas que dar.
-Colin, ¿que te regalaron tus padres para tu cumpleaños? -le preguntó Collie cuando se sentaba en la banca más próxima. Colin miró a Max y se rieron.
-Ah, déjame adivinar -dijo Sue sentada al lado de su amiga- Max te pegó lo del skate y tus padres te regalaron una tabla.
-¿Cómo supiste? -actuó sorprendido Colin y todos se pusieron a reír- Espérenme, ya vuelvo.
Colin se fue corriendo hacia su casa que no quedaba nada lejos, a buscar su skate. Mientras Max se quedó dando vueltas en el suyo y haciendo un par de trucos que las chicas le aplaudían. Cuando él se alejó, Sue y Collie se pusieron a conversar.
-Si se nota que le gustas -le decía la morena sonriendo.
-¿Tu crees? -preguntaba tímida su amiga.
-Te lo firmo si quieres.
-Bueno, pero yo no se que hacer. Tiene que ser él el que dé el primer paso. Soy demasiado tímida. ¿Me puedes ayudar?
Sue la miró. Ella tampoco tenía experiencia en el amor. Solo amores imposibles que estaban haciendo trucos en la plaza alejados de ellas.
-Yo tampoco se mucho sobre eso.
-¿Tampoco has dado tu primer beso?
-No, todavía no. Pero no me preocupa. Algún día llegará -le sonrió mirando a la nada.
-¿Aún te gusta ya tu sabes quien? -le preguntó Collie mirando a Max a lo lejos y a Colin que se había unido a él, pero que recién estaba aprendiendo.
-¿Tanto se nota?
-Bueno... yo soy tu amiga, por eso lo noto -Sue le sonrió y miró a los chicos que reían ya que Max se había caído y botado a Colin- Recuerdo uno de los primeros días de clases. Te vi con él, ya que eres del comité de bienvenida. El estaba sacando algo de casillero y no sé que te preguntó, pero tú te pusiste colorada y nerviosa, por lo que te salude como para cambiar el tema.
-Si, lo recuerdo. Me había preguntado si creía que era guapo.
-¿Qué le dijiste?
-"Tener los ojos verdes tal vez te ayude, pero no eres de mi tipo" -lo recordaba perfectamente
-¿Y estabas en lo cierto?
-En realidad, en ese momento era cierto. Mi tipo era el chico tierno y tranquilo, Max era todo un conquistador y muy extrovertido.
-Tal vez por eso todas las chicas estaban detrás de él a principio de año. Luego de lo de Kath, las más inteligentes se alejaron y otras se aburrieron de él.
-¿Las más inteligente se alejaron? ¿Cómo es eso? -preguntó confusa Sue- ¿Me estás llamando estúpida?
-No, por si lo recuerdas tu también te alejaste de él cuando comenzaron a salir -Collie le sonrió-. Y luego de eso algunas chicas no quisieron acercarse a él porque no querían terminar como Kath. Otras lo ven como un amigo gracioso y a otras todavía les gusta.
-Buena observación.
-Bueno soy callada, pero no tonta -ambas rieron.
-¿A ti te gustaba?
-No, es tuyo, mujer. A mi me gusta otro -Collie miró hacia Colin y Max que iban hacia ellas.
-Gracias -Sue abrazó a su amiga y esta le respondió su abrazo.
-¡Quiero tanto a esta mujer! -dijo Sue cuando sus amigos llegaron.

Predico un Alboroto 16

—¡Es que es imposible—decía la rubia llorando—. No puede responderle así a una mujer.
—Pero si sabes lo que ya les hizo a otras chicas ¿por qué pensaste que no te iba a pasar a ti?
—Es que… al conocerlo recién no parece el chico del que hablan, pero luego cuando menos los esperas, te das cuenta que sigue siendo el mismo.
—¿Por eso llegó aquí? —preguntó su amiga.
—No lo sé, creo que era como una especie de rebelde y sus padres no lo soportaba así que lo trajeron aquí para deshacerse de él.
—Eso es triste.
—¡No! Lo tiene merecido. Lo odio.
—Solo lo odias por lo que te hizo. A ti te gustaba y tú no le gustabas a él.
—Cállate —le ordenó Kath. Escucharlo era aún peor—. Si no va a estar conmigo no va a estar con nadie.
—No voy a decir nada mejor —dijo su amiga antes de que Kath se enojara con ella otra vez.
—Piensas que nunca va a estar conmigo, es eso ¿no?
Su amiga afirmó con la cabeza y ambas guardaron silencio.
—¿Cómo será en la cama? —soltó de repente la amiga y Kath se largó a reír.
“Calientes” se decía Sue antes de marcharse a dormir.
—No lo sé… pero…
—Te gustaría averiguarlo —dijo su amiga y se puso a reír.
—Aparte de eso —dijo Kath afirmando— Pero de seguro que no es virgen.
—Las apariencias engañan.
—Si claro, y yo soy Hannah Montana —Kath miró a su amiga y ambas se pusieron a reír.

Acostada en su cama, mirando el techo, Sue escuchó un sonido en su ventana. Miró hacia ese lugar, pero no había nada. Iba a cerrar los ojos otra vez, cuando siente el mismo ruido, pero esta vez al mirar vió un papel pegado en la ventana que decía.
“Sale, por favor”.
Conocía muy bien esa letra como para dudar de quien se trataba. Se puso en un abrir y cerrar de ojos de pie y buscó un abrigo y unas botas y salió en silencio de la cabaña. Pero no había nadie afuera.
—Vamos, sal —dijo cansada Sue. Por muchas ganas que tenías de estar con él, de todos modos tenía sueño—. No estoy para juegos, Max.
De repente sintió unas manos tapar sus ojos y su voz susurrando en su oído.
—Yo quería jugar.
Además del escalofría que le recorrió la columna, no pudo evitar pensar en la conversación que había escuchado de Kath y su amiga.
Tocó sus manos para retirarlas de sus ojos y él no opuso resistencia y se volteó para verlo de frente.
Sus ojos verdes eran igual de hermosos que siempre y tenía esa misma mirada perdida que en la tarde al caer al lago. Sus manos seguían entrelazadas.
—Estás congelado —le dijo preocupada.
Max reaccionó de su mirada perdida y sus mejillas se ruborizaron. Su mirada bajó a sus manos y respondió:
—No es nada.
Sue río levemente por el comportamiento inusual del chico y este la miró tratando de averiguar la razón de su risa.
—En denante ni te inmutaste cuando Kath te acariciaba y ahora… —pero no puedo seguir hablando. El chico miró el suelo nuevamente.
—Es diferente.
—Claro. Ella es rubia y yo no. Ella tiene ojos azules y yo no. Ella es delgada y…
—Y tú no —completó Max en una sonrisa— ¿Estás celosa?
—No, ¿por qué lo estaría?
—Por nada. No hay ninguna razón para que estés celosa. Tú eres mí
amiga y ella no.
—Aww —dijo Sue nerviosa y rió levemente.
Quería abrazarlo, pero no se atrevía, así que cambió el tema.
—¿Para que querías que saliera?
—Por nada. Solo quería verte.
—Aww —repitió Sue riendo más tranquilamente. Era un tierno este chico. Y al pensar en eso nuevamente recordó la conversación.
“Al conocerlo recién no parece el chico del que hablan, pero luego cuando menos los esperas, te das cuenta que sigue siendo el mismo”.
Y era verdad. No parecía el chico capaz de lo que Kath decía. No parecía el chico que podría poner en problemas a alguien solo por gusto y tampoco parecía el chico que podría jugar con sus sentimientos.
—¿Por qué esa cara? —preguntó Max mirándola. De felicidad pasó como a preocupación.
—No nada…
Max solo la miró y ella hablo.
—Bueno, pensaba en algo.
—¿En qué?
—Es que, me preguntaba por qué llegaste aquí.
—Es un viaje de curso —rió Max y Sue respondió esa risa.
—Si, lo sé, pero me refiero aquí, a Halls Creek.
El chico se quedó el silencio y comenzó a caminar en dirección al bosque. Sue iba detrás de él a una distancia de unos dos metros. Tal vez no debería haber preguntado eso.
—No me respondas, si quieres —dijo Sue. Max la miró.
—No, no es eso. Mis padres creían que me estaba haciendo mal juntarme con los chicos de mi escuela. Había cambiado al llegar allí. Y quieren que cambie mi actitud, por lo que me mandaron aquí.
—Así que te irás —dijo tristemente Sue.
—Supongo que algún cambiaré y me iré.
La morena miraba el cielo y él no podía despegar la mirada de sus ojos. Que aún que no lo estuvieran mirando a él, parecían los ojos más hermosos que alguna vez vio. Instintivamente supo que ella no quería que se fuera y él tampoco lo deseaba, se quería quedar, para estar con ella, para tener una amiga.
Ella le daba la espalda, seguía mirando las estrellas que se escondían entre las copas de los árboles. Max se acercó por detrás y rodeo su pequeño cuerpo con sus brazos descansando la cabeza en su hombro.
Sue no supo que hacer, pero era la mejor sensación que pudo sentir. Era cálido y delicado, suave y con un poco de miedo de hacer lo equivocado. Ella lo miró y le sonrió. Estaba tan cerca que al mirarlo rozó su nariz con la de él y apoyo la cabeza en su hombro volviendo a mirar las estrellas. Sintió sus labios en su mejillas y las mariposas en su estomago.
—Ya basta, Max —le dijo con una pequeña sonrisa.
—Lo siento —respondió tímido Max.
Era increíble como cambiaba con ella. Su comportamiento era más temeroso, más delicado. El chico se separó, pero ella le tomó la mano para que no se alejara.
—Sigues congelado.
—Estoy bien.
“No lo estas” le dijo su mirada y el sonrió.
—Vamos, tienes que dormir —agregó él y juntos caminaron de la mano hacia la cabaña.
—Duerme bien —le dijo y le dio un beso en la comisura de los labios.
—Adiós —fue lo único que pudo decir por los nervios.
—Sueña conmigo.
—Claro.
Y de seguro que eso iba a ser.

Predico un Alboroto 15

Era una noche tranquila en medio del silencio. La fogata se alzaba con sus llamas entre la oscuridad y el grupo de chicos a su alrededor conversaba luego de un día de diversión.
Una de las conversaciones era sobre el partido de futbol que se jugó, otra era sobre las estrellas de moda, y otra iba en torno a cosas amorosas.
—¿Te gusta Max? —preguntó sorprendido Colin a su amiga que se ponía colorada.
—No me gusta —dijo ella.
—Entonces, ¿por qué te preocupa tanto?
—Es mi amigo.
—¿Segura? Hoy en el lago no parecían solo “amigos”.
—Somos amigos, nada más.
—El te iba a besar.
Sue lo miró. No, eso no iba a pasar. Era solo… un impulso. Él no la quería besar. Eso nunca pasaría.
—Yo no le gusto —dijo después.
Colin la miró, pero no dijo nada más sobre el tema. A unos metros estaba el chico de quién a hablaba y a su lado su ex “novia”.
—¿Y de qué tenemos que hablar? —le preguntó Max a Kath cuando se alejaron de los demás para conversar.
—Sobre nosotros. En todo el día no te acercaste a hablarme —dijo la chica un tanto nerviosa. Él estaba más serio de lo normal y realmente él era su primer amor. No sabía como actuar ni que decir, era inexperta en el tema. Pero debía hacerse la valiente y subió la mirada a sus ojos.
—Bueno, tú también pudiste acercarte a mí. Que yo sepa tienes piernas.
La rubia frunció el seño.
—¿Por qué estas enojado?
—No lo estoy —respondió tranquilamente.
—Desde la discusión en la mañana que estás raro.
—Deberías saber por qué.
—No lo sé y espero que sigas con el plan.
Max soltó una leve risa y miró la fogata.
—Creo que en la mañana dejé en claro que era lo que pensaba sobre esto.
Kath se había enojado. Era su oportunidad y él la estaba desechando. No quería terminar con él.
Siguió la mirada de Max y observó a Sue conversando con Colin, ambos se reían y en eso Sue cruza la mirada con Kath. La rubia quería vengarse. Le sonrió y tomó de la cara a Max y le dio un beso. Solo duró tres segundos en los que el moreno reaccionó. Algunos compañeros empezaron a molestarlos y entre esos Sue y Colin los observaba.
—Al parecer no te quedó claro que no quería tener nada contigo —dijo al chico enojado y los compañeros que escucharon se quedaron en silencio.
—En la mañana dijiste “talvez”, y sabes que igual te gustó —dijo pícara Kath.
Max buscó a Sue y la chica le dio una sonrisa triste cuando se volteaba a mirar el fuego.
—Siempre te gustaron mis besos. No puedes negarlo. Te encanta el juego de la seducción —le susurró Kath. Ella jugaba con el cierre del polerón del chico y lo miraba tratando de que cayera en sus redes.
—Recuerda que terminamos —dijo lo suficientemente fuerte como para que su amiga escuchara. Sujetó la mano de la rubia, con la que jugaba con su ropa y la detuvo.
—¡No me digas que ahora te gusta ella! —soltó Kath celosa. Podía ser rubia, pero no tonta y si él ya no estaba de su lado, ahora estaría en su contra y la primera cosa que planeaba hacer era hacerlo quedar mal—. ¡Entonces era cierto, tu solo juegas con las mujeres! Eres un mentiroso.
Lo miró haciéndose la victima. Su plan estaba funcionando ya que los de más cerca se voltearon a mirarlos y otros, tal vez, disimulaban no escuchar.
—No más que tú.
Se había volteado para irse, pero giró para terminar la situación.
—Sabes… lo que más lamento no fue el tiempo que gasté estando contigo, si no que creía que alguna vez fuiste su amiga. Si yo soy un mentiroso, no imagino como se te llamará a ti.
Y se fue. Nadie lo volvió a ver en toda la fogata. Y Kath se grabó en la mente un recordatorio.
“El tiene un pasado y lo que más podría dolerle es que todos lo sepan”.
Sue no cabía en felicidad esa noche. No sabía si era la cara que había puesto Kath cuando Max le dijo lo que pensaba o cuando iba a dormir y la escuchó con una amiga llorando sobre su vida sentimental. Se veía tan patética.

20 de junio de 2010

Predico un Alboroto 14

Nunca se preguntó si lo amaba, pero estaba escrito en su cara que le gustaba y nunca le había gustado nadie como él. Nadie que le hubiera hablado y Max siempre le buscaba algo para conversar y había sido muy cariñoso con ella y con todos en realidad. Por eso era su fama de mujeriego. Decían que en Medford iba a todas las fiestas, fumaba, tomaba y tenía sexo desde los trece años. Eran solo rumores, pero aún así le era imposible acordase de ellos cuando lo tenía cerca. Pero ahora no estaba cerca, estaba muy cerca y eso la hacía olvidarse de todo, con sus grandes ojos verdes y la sonrisa más hermosa del mundo. Se sentía como drogada cada vez que lo tenía tan cerca, esas ganas de tocar su pelo, de besar sus labios… No se había dando cuenta que su mano se había separado del soporte del muelle y había ido hasta el hombro de él y su otra mano había estado acariciando su pelo. Max miraba sus ojos e inconcientemente bajaba a sus labios.

“Solo un poco más cerca” Pensaba Sue. Y cuando estuvieron tan cerca como para rozarse...

—Es emocionante ver esta escena, pero creo que todavía debes terminar con alguien como para besar a otra chica, Max.

Sue se separó rápidamente, pero Max no se movió y miró frustrado a Colin que tenia una sonrisa inocente.

Las mejillas de Sue estaban ardiendo y las de Max también estaban más rosadas de lo común, pero aún así Max no la soltaba.

—Si quieres —comenzó a decir Colin para enmendar su interrupción— le puedo decir a Kath que terminaste con ella.

—Has lo que quieras —dijo Max suspirando y Colin se levantó guiñándole el ojo a su amiga y se fue.

Sue estaba nerviosa y no sabía que decir. Max la miraba tiernamente, pero no podía estar con él, se decía Sue.

—Tal vez deberíamos salir del agua.

—Talvez… —pero aún después de haber dicho eso, Max no se movió ningún centímetro.

—¿Qué pasa Max? —preguntó la chica. El seguía mirándola, aún con su mano en la cintura y la otra en el soporte del muelle.

—No, nada —Max hizo un movimiento de cabeza que le pareció lo más tierno que había visto a Sue. Ella lo miró con el ceño fruncido y el sonrió.

—Ven —dijo tomándola de la mano para ir a la orilla.

No se había dado cuenta de que el agua estaba tan helada hasta cuando salieron. La orilla estaba aún más callada que detrás del muelle. Se podía oír los gritos de los chicos que jugaban al futbol a lo lejos. Y Max aún la tenía tomada de la mano. Las mejillas de la chica se ruborizaron al darse cuenta y Max la soltó avergonzado.
¿Avergonzado?

—¿Me vas a contar que te pasa? —inquirió Sue mirando al piso mientras se estrujaba la ropa.

—No me pasa nada.

Max la miró con el seño fruncido. Sue se moría por escuchar que era lo que pensaba, pero su estado de ánimo bajó al pensar en que tal vez él no confiaba en ella.

—Ok.

Y no dijeron nada más cuando volvían a las cabañas a cambiarse ropa.

Predico un Alboroto 13

—Así que… ¿Qué le vas a decir a Kath o está todo terminado ya? —preguntó Sue cuando iban saliendo de la cabaña.

—Realmente, no tengo idea que decirle. Pero supongo que ya tiene que hacerse una idea por lo de la mañana.

—Ah, si, me dijeron que los escucharon discutiendo —Sue lo miró pero al chico parecía darle lo mismo—. Piensa algo rápido que allí viene.

Ambos miraron a la rubia acercarse a ellos. Iba con una mini falda blanca y un top rosado con unas sandalias y unos lentes, les sonreía y apenas llegó cerca se lanzó a los brazos de Max para abrazarlo y darle un beso —por lo que él corrió la cara— y luego saludó a Sue. La chica no se había dado cuenta de nada. Creía que todo seguía de acuerdo a su plan. Era demasiado inocente y confiaba fácilmente en la gente.
Siguieron en silencio caminando hacia donde se había reunido todo el grupo a la orilla del muelle. Indicaron cuales eran las cabañas de los hombres y cuales las de la mujeres y luego fueron todos a dejar sus maletas. Colin y Max se fueron corriendo antes que todos y eligieron la mejor habitación que en realidad tampoco era demasiado buena. Un camarote que, al parecer, era el único que no parecía caerse con el peso de una pluma. Mientras los otros se quejaban por sus camas. Algunas incluso se cayeron cuando dejaron sus mochilas. Colin y Max salieron después de un rato y anduvieron dando vueltas, mirando el lugar.
Kath se había ido con sus amigas y Sue se había quedado sola en un orilla del muelle con sus pies en el agua. Algunos de los chicos habían ido con ellos, pero la gran mayoría o estaba nadando y tirándoles agua o estaba jugando a la pelota en la cancha de futbol detrás de las cabañas.

Colin y Max se había ido al muelle pero no llevaban nada con ellos, solo el celular de Colin.

—¿Sabes?… acá no hay señal —dijo con su brazo al aire y moviéndolo en busca de señal.

—Estamos en medio del campo ¿Cómo esperas que haya señal en medio del campo?

—Un milagro, obra del espíritu santo ¿Tal vez? —se encogió de hombros, rendido.

—Esperemos eso.

—Oye, Max, supongo que ahora que tú y Kath terminaron hablarás con Sue.

—Supongo… y espero que ella lo sepa.

—¿Ella quién?

—Kath.

—¿Kath no sabe que terminaron? ¿Cómo es eso?

—A lo mejor, en realidad nunca comenzamos, por lo tanto nunca terminamos.

—¿Así que… Sue lo sabe?

—Hace un rato de lo dije y ya sabes por qué —Max le golpeó el hombro.

Colin se puso a reír.

—Soy bueno para juntar a la gente. Lo sé —Se hizo el importante mientras se ponía sus lentes.

Ellos seguían caminando hacia los chicos del lago. Max buscó a Sue entre el grupo que se reía, pero ella no estaba allí. Kath lo saludó y le lanzó un beso, pero Colin le pegó en el hombro antes de que respondiera.

—Ignórala.

Max la miró mientras las demás chicas se volteaban a mirarlo. Kath seguía saltando, pero Max la ignoró y miró hacia el lado y encontró a Sue sentada sola mirando a los chicos bañándose.

—¿Crees que Kath se enojaría si me fuera con Sue en vez de ella?

—Creo que la humillarías.

—¿Eso es bueno o malo?

Colin se encogió de hombros y sonrió. Ambos comenzaron a correr donde Sue y ella se volteó a mirarlos, preguntándose por qué iba con ella si nadie quería estar a su lado. Olvidó en todo lo que había estado pensando y se secó las lágrimas mientras les entregaba una sonrisa a sus amigos. Colin había bajado la velocidad, pero Max seguía corriendo y eso la preocupo.

—¡No, Max! ¡No quiero mojarme!

Pero ya fue tarde porque ambos estaban empapados y a un lado del muelle, saliendo de la vista de todos. Ella no era una experta nadando y le costó un poco salir a la superficie y Max la ayudó. Una de sus manos estaba aferrada a su cintura y la otra se movía como un pez veloz saliendo de las profundidades.

—Max, te odio —tosió con dificultad la morena, sujetándose de uno de los soportes del muelle.

—Sabes que eso no es verdad —le sonrió Max, demasiado cerca como para ser un amigo— Me amas.

Sue había abierto la boca para decir algo, pero la última frase la había tomando por sorpresa.