Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

CUALQUIER CANCIÓN QUE BUSQUEN Y QUE NO LA TENGAN, LA PUEDEN PEDIR. HARÉ LO QUE PUEDA PARA SUBIRLA LO ANTES POSIBLE.

Más abajo puedes buscar las traducciones por grupo. Para algún cantante solista que se encuentre en algún grupo hay que buscar por el nombre del grupo y abajo de éste se encontrarán los integrantes de los que haya traducciones.

Para alguna canción en especial recomiendo usar la herramienta de buscar que está arriba de Bitto (Sí, antes era Jackson y sí, es el del icono xd).

SI QUIERES AYUDAR EN EL BLOG SOLO ESCRIBEME AL TUMBLR (jaavyh) O DEJA UN MENSAJE CON ALGÚN DATO PARA CONTACTARTE.

21 de junio de 2010

Predico un Alboroto 16

—¡Es que es imposible—decía la rubia llorando—. No puede responderle así a una mujer.
—Pero si sabes lo que ya les hizo a otras chicas ¿por qué pensaste que no te iba a pasar a ti?
—Es que… al conocerlo recién no parece el chico del que hablan, pero luego cuando menos los esperas, te das cuenta que sigue siendo el mismo.
—¿Por eso llegó aquí? —preguntó su amiga.
—No lo sé, creo que era como una especie de rebelde y sus padres no lo soportaba así que lo trajeron aquí para deshacerse de él.
—Eso es triste.
—¡No! Lo tiene merecido. Lo odio.
—Solo lo odias por lo que te hizo. A ti te gustaba y tú no le gustabas a él.
—Cállate —le ordenó Kath. Escucharlo era aún peor—. Si no va a estar conmigo no va a estar con nadie.
—No voy a decir nada mejor —dijo su amiga antes de que Kath se enojara con ella otra vez.
—Piensas que nunca va a estar conmigo, es eso ¿no?
Su amiga afirmó con la cabeza y ambas guardaron silencio.
—¿Cómo será en la cama? —soltó de repente la amiga y Kath se largó a reír.
“Calientes” se decía Sue antes de marcharse a dormir.
—No lo sé… pero…
—Te gustaría averiguarlo —dijo su amiga y se puso a reír.
—Aparte de eso —dijo Kath afirmando— Pero de seguro que no es virgen.
—Las apariencias engañan.
—Si claro, y yo soy Hannah Montana —Kath miró a su amiga y ambas se pusieron a reír.

Acostada en su cama, mirando el techo, Sue escuchó un sonido en su ventana. Miró hacia ese lugar, pero no había nada. Iba a cerrar los ojos otra vez, cuando siente el mismo ruido, pero esta vez al mirar vió un papel pegado en la ventana que decía.
“Sale, por favor”.
Conocía muy bien esa letra como para dudar de quien se trataba. Se puso en un abrir y cerrar de ojos de pie y buscó un abrigo y unas botas y salió en silencio de la cabaña. Pero no había nadie afuera.
—Vamos, sal —dijo cansada Sue. Por muchas ganas que tenías de estar con él, de todos modos tenía sueño—. No estoy para juegos, Max.
De repente sintió unas manos tapar sus ojos y su voz susurrando en su oído.
—Yo quería jugar.
Además del escalofría que le recorrió la columna, no pudo evitar pensar en la conversación que había escuchado de Kath y su amiga.
Tocó sus manos para retirarlas de sus ojos y él no opuso resistencia y se volteó para verlo de frente.
Sus ojos verdes eran igual de hermosos que siempre y tenía esa misma mirada perdida que en la tarde al caer al lago. Sus manos seguían entrelazadas.
—Estás congelado —le dijo preocupada.
Max reaccionó de su mirada perdida y sus mejillas se ruborizaron. Su mirada bajó a sus manos y respondió:
—No es nada.
Sue río levemente por el comportamiento inusual del chico y este la miró tratando de averiguar la razón de su risa.
—En denante ni te inmutaste cuando Kath te acariciaba y ahora… —pero no puedo seguir hablando. El chico miró el suelo nuevamente.
—Es diferente.
—Claro. Ella es rubia y yo no. Ella tiene ojos azules y yo no. Ella es delgada y…
—Y tú no —completó Max en una sonrisa— ¿Estás celosa?
—No, ¿por qué lo estaría?
—Por nada. No hay ninguna razón para que estés celosa. Tú eres mí
amiga y ella no.
—Aww —dijo Sue nerviosa y rió levemente.
Quería abrazarlo, pero no se atrevía, así que cambió el tema.
—¿Para que querías que saliera?
—Por nada. Solo quería verte.
—Aww —repitió Sue riendo más tranquilamente. Era un tierno este chico. Y al pensar en eso nuevamente recordó la conversación.
“Al conocerlo recién no parece el chico del que hablan, pero luego cuando menos los esperas, te das cuenta que sigue siendo el mismo”.
Y era verdad. No parecía el chico capaz de lo que Kath decía. No parecía el chico que podría poner en problemas a alguien solo por gusto y tampoco parecía el chico que podría jugar con sus sentimientos.
—¿Por qué esa cara? —preguntó Max mirándola. De felicidad pasó como a preocupación.
—No nada…
Max solo la miró y ella hablo.
—Bueno, pensaba en algo.
—¿En qué?
—Es que, me preguntaba por qué llegaste aquí.
—Es un viaje de curso —rió Max y Sue respondió esa risa.
—Si, lo sé, pero me refiero aquí, a Halls Creek.
El chico se quedó el silencio y comenzó a caminar en dirección al bosque. Sue iba detrás de él a una distancia de unos dos metros. Tal vez no debería haber preguntado eso.
—No me respondas, si quieres —dijo Sue. Max la miró.
—No, no es eso. Mis padres creían que me estaba haciendo mal juntarme con los chicos de mi escuela. Había cambiado al llegar allí. Y quieren que cambie mi actitud, por lo que me mandaron aquí.
—Así que te irás —dijo tristemente Sue.
—Supongo que algún cambiaré y me iré.
La morena miraba el cielo y él no podía despegar la mirada de sus ojos. Que aún que no lo estuvieran mirando a él, parecían los ojos más hermosos que alguna vez vio. Instintivamente supo que ella no quería que se fuera y él tampoco lo deseaba, se quería quedar, para estar con ella, para tener una amiga.
Ella le daba la espalda, seguía mirando las estrellas que se escondían entre las copas de los árboles. Max se acercó por detrás y rodeo su pequeño cuerpo con sus brazos descansando la cabeza en su hombro.
Sue no supo que hacer, pero era la mejor sensación que pudo sentir. Era cálido y delicado, suave y con un poco de miedo de hacer lo equivocado. Ella lo miró y le sonrió. Estaba tan cerca que al mirarlo rozó su nariz con la de él y apoyo la cabeza en su hombro volviendo a mirar las estrellas. Sintió sus labios en su mejillas y las mariposas en su estomago.
—Ya basta, Max —le dijo con una pequeña sonrisa.
—Lo siento —respondió tímido Max.
Era increíble como cambiaba con ella. Su comportamiento era más temeroso, más delicado. El chico se separó, pero ella le tomó la mano para que no se alejara.
—Sigues congelado.
—Estoy bien.
“No lo estas” le dijo su mirada y el sonrió.
—Vamos, tienes que dormir —agregó él y juntos caminaron de la mano hacia la cabaña.
—Duerme bien —le dijo y le dio un beso en la comisura de los labios.
—Adiós —fue lo único que pudo decir por los nervios.
—Sueña conmigo.
—Claro.
Y de seguro que eso iba a ser.

No hay comentarios: